Antes que el diablo sepa que has muerto, de Sidney Lumet

Una de las mejores películas que he tenido ocasión de ver es, sin duda, esta. Cine negro y tragedia shakesperiana a la vez, con unas interpretaciones perfectas, un ritmo que dota de gran realismo a la historia, con una trama que jamás olvidará quien esté ante la pantalla. Los personajes están creados con inteligencia y sensibilidad, con los detalles precisos para que trasciendan la simple exposición cinematográfica que caracteriza a la mayor parte de los guiones actuales. Las interpretaciones están muy ajustadas y sacan lo mejor de cada actor, desde el que tiene que hacer de torpe hasta el que desempeña su papel de sobrado. Los movimientos de cámara son precisos, nunca vanamente enjundiosos ni prepotentes, y revelan la maestría del gran Sidney Lumet, un cineasta mayúsculo, el verdadero gran director estadounidense vivo.
Conmueve la historia de estos dos hermanos sin dinero que roban en la joyería de sus padres. Conmueve verlos perdiendo, equivocándose, sufriendo. Y encoge el ánimo no verles solo moviéndose hacia delante, sino también hacia atrás, pues el magnífico guión se ocupa de darnos detalles, fragmentos de la historia abarcando el presente del robo pero también el pasado de cómo lo planean, con información fundamental para saber por qué recurren a un acto tan desesperado.
Robo, asesinatos, drogas, el cerebro de la operación, el idiota afortunado, la infidelidad, la apatía matrimonial, la desintegración familiar por la falta de comunicación, el miedo a morir: todo está dentro de esta obra maestra, pero nada es mostrado en exceso ni gratuitamente. Todo aparece perfectamente engarzado, como en una piedra preciosa.
El cine necesita a autores como Sidney Lumet. El cine que resiste, que lucha por huir de lo epidérmico, que aún puede aportar nuevas visiones y dar que pensar. "Antes que el diablo sepa que has muerto" es una de esas películas que serán recordadas dentro de cien años. Cine puro y con mayúsculas. La última escena, la iluminación de los últimos momentos forman ya parte de lo mejor que ha dado este arte que en ocasiones como esta es absolutamente mayor.