Siguiendo la senda iniciada por Miguel Ángel Muñoz en su blog " El síndrome Chéjov", también aquí inserto una entrevista. Después de saber sobre la novela, vamos a saber algo más sobre el autor. Gracias, Miguel, y espero que la novela siga reportándote muchas alegrías.
1.- Es tu primera novela negra. ¿Por qué te planteaste abordar el género?
En realidad no me planteé escribir una novela negra, pensaba en una novela de personajes, de sentimientos contradictorios, de emociones fuertes, y como telón de fondo los días más duros de la Transición. El hecho de que eligiera el secuestro de Quini como hilo conductor fue lo que me arrastró hacia algo parecido a la novela negra, aunque yo no me atrevo a etiquetarla.2.- ¿Qué libros o qué autores del género te influyeron o te ayudaron en la escritura de la novela?
Una vez acabada la novela pensé que me habían influido mis lecturas de Graham Greene. Leí mucho a Greene en mi juventud, aunque hace años que no he vuelto a él. Me parece que el protagonista de “Días sin tregua” tiene algo de los personajes de Greene, un ser atormentado, con dos caras, valiente para luchar por la democracia pero cobarde para afrontar sus desgracias familiares, con una mezcla de rabia y sentimiento de culpabilidad, incluso con un cierto fatalismo.
3.- ¿Has pensado escribir otra novela con el personaje protagonista, el policía, tan logrado?
Nunca se me pasó por la cabeza que este personaje tuviera continuidad. Ahora me lo piden algunas personas, pero sigo sin verlo fuera de otra historia que no sea “Días sin tregua”.4.- ¿Te ha resultado dura la labor de documentación?
Soy un ratón de hemeroteca. Me encanta leer periódicos antiguos; en ese sentido, disfruté de los días que pasé en las hemerotecas de Zaragoza y de Barcelona documentándome para la novela. Sin embargo, he de reconocer que me resultó desalentador recordar las tensiones y las muertes que presidían las noticias de aquella época. Los periódicos de principios de 1981 son una continua sucesión de desgracias. No se atisbaba ni un resquicio para el optimismo.5.-La estructura es sabia y hay un narrador de tercera y otro de primera persona: ¿te costó cambiar de uno a otro mientras la escribías?
La alternancia de dos narradores me salió de forma natural. Lo concebí como una especie de “zapping” que iba de lo que vivía el narrador principal a asomarse al agujero donde estaba el secuestrado y, ocasionalmente, a los sentimientos de la esposa del protagonista.6.-La transición. ¿Cómo la viviste tú? ¿Te defrauda, vista ahora en perspectiva?
1.- Es tu primera novela negra. ¿Por qué te planteaste abordar el género?
En realidad no me planteé escribir una novela negra, pensaba en una novela de personajes, de sentimientos contradictorios, de emociones fuertes, y como telón de fondo los días más duros de la Transición. El hecho de que eligiera el secuestro de Quini como hilo conductor fue lo que me arrastró hacia algo parecido a la novela negra, aunque yo no me atrevo a etiquetarla.2.- ¿Qué libros o qué autores del género te influyeron o te ayudaron en la escritura de la novela?
Una vez acabada la novela pensé que me habían influido mis lecturas de Graham Greene. Leí mucho a Greene en mi juventud, aunque hace años que no he vuelto a él. Me parece que el protagonista de “Días sin tregua” tiene algo de los personajes de Greene, un ser atormentado, con dos caras, valiente para luchar por la democracia pero cobarde para afrontar sus desgracias familiares, con una mezcla de rabia y sentimiento de culpabilidad, incluso con un cierto fatalismo.
3.- ¿Has pensado escribir otra novela con el personaje protagonista, el policía, tan logrado?
Nunca se me pasó por la cabeza que este personaje tuviera continuidad. Ahora me lo piden algunas personas, pero sigo sin verlo fuera de otra historia que no sea “Días sin tregua”.4.- ¿Te ha resultado dura la labor de documentación?
Soy un ratón de hemeroteca. Me encanta leer periódicos antiguos; en ese sentido, disfruté de los días que pasé en las hemerotecas de Zaragoza y de Barcelona documentándome para la novela. Sin embargo, he de reconocer que me resultó desalentador recordar las tensiones y las muertes que presidían las noticias de aquella época. Los periódicos de principios de 1981 son una continua sucesión de desgracias. No se atisbaba ni un resquicio para el optimismo.5.-La estructura es sabia y hay un narrador de tercera y otro de primera persona: ¿te costó cambiar de uno a otro mientras la escribías?
La alternancia de dos narradores me salió de forma natural. Lo concebí como una especie de “zapping” que iba de lo que vivía el narrador principal a asomarse al agujero donde estaba el secuestrado y, ocasionalmente, a los sentimientos de la esposa del protagonista.6.-La transición. ¿Cómo la viviste tú? ¿Te defrauda, vista ahora en perspectiva?
Viví la Transición con una mezcla de esperanza y angustia. En el 76 ingresé en la Universidad, en el 78 cometí el error de hacer la mili como voluntario para quedarme cerca de casa. Viví el ambiente de cambio de la Universidad y el ambiente enrarecido de los cuarteles, en una época en la que ETA mataba a muchos oficiales. Recuerdo a los militares siempre con “El Alcázar” y con “El Imparcial”, dos periódicos que incitaban al golpismo, pero también recuerdo a un capitán que llevaba siempre a la vista “El País”. Él me inspiró para el personaje de Mainar, un liberal rodeado de involucionistas. Lo que me sorprende con el paso del tiempo es que todavía se hable de “una transición modélica”. A mí me parece bastante dramática. No fue precisamente un cuento de hadas.7.-Háblanos de esa escena fundamental que es la de la niña disminuida con la pistola.
Tengo un hijo disminuido psíquico, con Síndrome de Angelman, una extraña malformación genética. Es un niño encantador, un auténtico ángel, pero el descubrimiento de su minusvalía, al año de su nacimiento, fue una tragedia. Por entonces me dejaron un libro para familias de discapacitados, una especie de manual para asimilar el golpe. Allí, entre otras cosas, se decía que, al enfrentarse a una minusvalía, en los instantes de desconcierto, era un sentimiento frecuente entre los padres el desear la muerte de sus hijos y además sentir una enorme culpabilidad por pensarlo. Esa reflexión me impactó y es la que he trasladado a esa escena en que la niña juega con la pistola y Mainar tiene un instante de duda.8.-Hay un cierto costumbrismo en la novela que me parece necesario y caracterizador. ¿Es algo a lo que has recurrido en otras novelas que has escrito?
Me preocupaba que la novela estuviera bien ambientada, que los coches o las ropas o los programas de televisión que se citaran fueran exactamente los de la época. Quería ser riguroso sin ser exhaustivo, que los detalles de actualidad se colaran en la acción sin frenarla, sin alardes documentales. Espero haberlo logrado, pero eso lo tienen que decir los lectores.9.- ¿Qué imagen, una sola, sintetiza en tu mente esta novela?
La imagen del texto que más recuerdo es sin duda la de la niña jugando con la pistola, pero tengo también una imagen no concreta que para mí es como el espíritu de la novela: una sensación de pena que sin embargo abre una pequeña ventana a la esperanza.10.-¿Cómo crees que podrá ser acogida, leída en otro país?
No tengo ni idea. Hasta el momento sólo conozco la opinión de una hispanista polaca a quien le ha entusiasmado, pero no es una opinión válida por tratarse de una especialista en nuestro país.11.- ¿Piensas escribir más novelas con ingredientes de la serie negra?
No de inmediato. Escribo las historias que se me meten en la cabeza, que se apoderan de mí y a las que doy vueltas durante meses o años. No soy un teórico de géneros ni estilos. Escribo lo que me sale. Mi trabajo es la radio y escribo por placer, es un pequeño veneno que no puedo evitar. Creo que mis libros son muy diferentes entre sí, aunque casi todas las novelas tienen en común un punto de intriga, a veces con humor, a veces con dolor.12.- Por curiosidad, ¿has conocido a Quini?
Mientras escribía la novela no me atreví a contactar con él. Pensé que era algo que no quería recordar y que intentaría disuadirme de la idea. Cuando gané el Premio Málaga me llamaron desde diferentes medios asturianos y conocí la sorpresa de Quini y sus deseos de leer la novela. Contacté con él, la editorial le mandó las últimas pruebas de imprenta, un mes antes de publicarse el libro, y Quini quedó entusiasmado. El 27 de abril presentamos la novela en El Corte Inglés de Gijón y allí nos conocimos en persona. Me arropó y no se cansó de recomendar el libro a todo el mundo. Es un hombre encantador. Muy cariñoso.
Tengo un hijo disminuido psíquico, con Síndrome de Angelman, una extraña malformación genética. Es un niño encantador, un auténtico ángel, pero el descubrimiento de su minusvalía, al año de su nacimiento, fue una tragedia. Por entonces me dejaron un libro para familias de discapacitados, una especie de manual para asimilar el golpe. Allí, entre otras cosas, se decía que, al enfrentarse a una minusvalía, en los instantes de desconcierto, era un sentimiento frecuente entre los padres el desear la muerte de sus hijos y además sentir una enorme culpabilidad por pensarlo. Esa reflexión me impactó y es la que he trasladado a esa escena en que la niña juega con la pistola y Mainar tiene un instante de duda.8.-Hay un cierto costumbrismo en la novela que me parece necesario y caracterizador. ¿Es algo a lo que has recurrido en otras novelas que has escrito?
Me preocupaba que la novela estuviera bien ambientada, que los coches o las ropas o los programas de televisión que se citaran fueran exactamente los de la época. Quería ser riguroso sin ser exhaustivo, que los detalles de actualidad se colaran en la acción sin frenarla, sin alardes documentales. Espero haberlo logrado, pero eso lo tienen que decir los lectores.9.- ¿Qué imagen, una sola, sintetiza en tu mente esta novela?
La imagen del texto que más recuerdo es sin duda la de la niña jugando con la pistola, pero tengo también una imagen no concreta que para mí es como el espíritu de la novela: una sensación de pena que sin embargo abre una pequeña ventana a la esperanza.10.-¿Cómo crees que podrá ser acogida, leída en otro país?
No tengo ni idea. Hasta el momento sólo conozco la opinión de una hispanista polaca a quien le ha entusiasmado, pero no es una opinión válida por tratarse de una especialista en nuestro país.11.- ¿Piensas escribir más novelas con ingredientes de la serie negra?
No de inmediato. Escribo las historias que se me meten en la cabeza, que se apoderan de mí y a las que doy vueltas durante meses o años. No soy un teórico de géneros ni estilos. Escribo lo que me sale. Mi trabajo es la radio y escribo por placer, es un pequeño veneno que no puedo evitar. Creo que mis libros son muy diferentes entre sí, aunque casi todas las novelas tienen en común un punto de intriga, a veces con humor, a veces con dolor.12.- Por curiosidad, ¿has conocido a Quini?
Mientras escribía la novela no me atreví a contactar con él. Pensé que era algo que no quería recordar y que intentaría disuadirme de la idea. Cuando gané el Premio Málaga me llamaron desde diferentes medios asturianos y conocí la sorpresa de Quini y sus deseos de leer la novela. Contacté con él, la editorial le mandó las últimas pruebas de imprenta, un mes antes de publicarse el libro, y Quini quedó entusiasmado. El 27 de abril presentamos la novela en El Corte Inglés de Gijón y allí nos conocimos en persona. Me arropó y no se cansó de recomendar el libro a todo el mundo. Es un hombre encantador. Muy cariñoso.