Entrevista con Herminia Luque Ortiz








1.- ¿Qué es lo más importante de Bitácora de Poseidón?

Lo más importante es que es, que existe como novela. No es un mecanoscrito en un cajón ni un documento en el ordenador…Existe para los lectores, bien en formato en libro tradicional, bien como e-book. Como decía Umberto Eco, lo único que escribe uno para así mismo es la lista de la compra….Hasta el poema más íntimo del adolescente pide a gritos ser leído por el profesor de literatura.

2.- ¿Es una novela de iniciación?


Sí, es lo que se llama un bildungsroman, una novela en la que un hombre joven (bueno, lo que se entiende por joven hoy: treinta y cinco años) tiene su primera experiencia amorosa real con una mujer real y busca su lugar en el mundo. Yo estoy fascinada con una novela de Flaubert, Noviembre, que narra ese desarrollo social e interior (no siempre positivo) de un joven tempestuosamente melancólico.

3.- ¿Cómo es el humor que hay en tu novela?


Es un humor irónico, distanciador…. La ironía es un arma literaria de doble filo pero, en general, suele ser menos dañina que en la vida real. Dirigida contra personas reales y en contextos determinados puede ser devastadora; en un texto literario suele ser fértil y creativa.

4.- Eres profesora. Conoces bien el mundo del que hablas. ¿Cómo te distanciaste de tus propias experiencias para escribir la novela?


Pues creando personajes ex nihilo, nuevos, sin identificaciones posibles con un personaje real que yo haya conocido. Son personajes que acumulan rasgos, características reales y posibles en una sociedad concreta, pero a los que no siquiera yo misma puedo poner rostro porque no sé quiénes son en realidad.

5.- ¿Te resultó muy difícil escribir sobre un personaje masculino en primera persona?


Bueno, era a la vez un reto y una necesidad. Yo detesto las novelas de sentimientos escritas para mujeres con sentimientos (generalmente por hombres sin sentimientos, si acaso el cinismo); novelas blandurronas, con personajes femeninos maravillosos, ya sea en la Córdoba califal o en la Estambul contemporánea, muchas veces sencillamente misóginas y manipuladoras.

6- Maldonado es memorable. ¿Cómo construiste este personaje tan logrado?


Fíjate, la novela se llamó Maldonado durante mucho tiempo, antes de su publicación. Es el elemento central y el resto de los personajes existen en función de sus necesidades y peripecias. En el fondo todos vemos la vida así, como perfectos ególatras, las cosas son importantes porque nos ocurren a nosotros

7.- El uso del idioma que haces en la novela es muy destacable, muy elogiable. ¿Es muy importante o sólo algo secundario?


El lenguaje es la razón de ser de “Bitácora de Poseidón”. Eso es lo que yo quería hacer, un artefacto literario, una obra sostenida por una búsqueda de la belleza formal, si bien el tema y las necesidades narrativas van imponiendo sus pautas y los materiales grotescos afloran aquí y acullá….No es una novela esteticista, al estilo de las Sonatas valleinclanescas, pero me hubiera gustado escribir algo así.

8.- ¿Cuáles son tus próximos proyectos de publicación?


La publicación…eso no depende de mí: los editores son seres caprichosos, arbitrarios, incognoscibles. Y con los proyectos de escritura, me estoy volviendo supersticiosa: cuanto más habla uno de un proyecto literario, más dificultades se encuentra en la ejecución…Me gustaría publicar mis libros de ensayo pero no hay editor que le eche un par de narices.

9- ¿Qué estás escribiendo ahora?


Es curioso cómo los proyectos literarios te llaman…Estaba escribiendo una novela y se me ha cruzado otra. No he tenido más remedio que seguir a ésta…Otras veces estás en una encrucijada y no sabes para dónde tirar…El trabajo creativo es así: tienes media docena de proyectos en la cabeza pero no sabes por qué en un momento determinado uno se vuelve más atractivo, más seductor; no puedes negarte a él.

10.-Eres también bloguera. ¿Qué tal tu experiencia en el mundo de los blogs?

Los blogs tiene una cualidad estupenda: la de poner en contacto a gente que tiene los mismos intereses. Por muy bicho raro que te sientas con tu biblioteca de tres mil volúmenes, siempre hay alguien que tiene otra de siete mil y cosas así. Es gratificante comprobar que hay gente que lee, que le gusta un libro que a ti también te ha gustado o le ve algo que a ti te ha pasado desapercibido.