Alicia Giménez Bartlett: Nido vacío

Consolida Alicia Giménez Bartlett a sus personajes Petra Delicado y Fermín Garzón en esta novela que es quizá la mejor de la serie. La adecuación, el equilibrio de las historias profesionales y las personales halla aquí un punto que no he visto en anteriores obras y que deja como resultado no un producto mejor, sino una historia creíble, guiada mediante unos adecuados tintes humanistas y con una mirada sobre un caso con delitos sexuales y menores de por medio que no se puede contar con más acierto emocional. En las novelas de esta autora suelo encontrar casi siempre un exceso de páginas y de peso de las cuitas extraprofesionales de Petra Delicado, pero no ocurre así en "Nido vacío" porque Giménez Bartlett ha encontrado una sabia medida con la que descansamos del caso policial sabiendo más de la vida privada de la inspectora pero sin que en esta ocasión sea sólo un escape, sino un complemento. Es más floja siempre en las tramas de la escritora la parte dedicada a la vida íntima de los personajes, quizá por un humor que lo envuelve todo en una liviandad que a veces es excesiva y emborrona un poco la caracterización firme de los personajes. Siempre prefiero la parte policial porque en ella no hay excesos, encontramos una meditada crítica a nuestra sociedad actual y son muy convincentes los pasos de los investigadores: es un realismo nunca crudo, siempre exigente -nacido al pie de la calle- al que poco puede discutírsele. Respeto que Giménez Bartlett tenga una visión feminista del mundo -siempre he considerado a una mujer un ser más completo y mejor que un hombre-, y los diálogos que se derivan de la dureza y el afán de soledad de Petra Delicado no me cansan, pero sí le reprocho a la autora que quizá no tamice, no recorte algunos pasajes que desembocan en el costumbrismo. Asimismo, el epílogo me parece absolutamente prescindible e incluso chocante con la estética y los valores que defienden Petra y Giménez Bartlett.
"Nido vacío" empieza con un robo: a la inspectora Petra Delicado le quitan su pistola. Quien se la lleva es una niña que no ha cumplido aún diez años. A partir de ahí, hay algún que otro asesinato y una historia de mafias de pornografía infantil, de niñas desvalidas y madres que no lo son tanto, con el paisaje de la explotación sexual y la inmigración de fondo, que, como en buena parte de las novelas negras actuales, atisbamos según se desarrolla la investigación de los policías. Esto, que es a priori una rémora de este tipo de novela, pues no hay profundización en los temas ni personajes vistos desde dentro sino desde la mirada de los investigadores, queda aquí compensado porque vemos cómo todo eso les afecta a Garzón y a Petra, como influye en sus vidas, y la empatía con el lector fluye con naturalidad. Quizá haberse metido dentro de las mafias, haber contado los horrores desde más cerca y con mayor detalle sólo nos habría llevado al tremendismo, a la exhibición impúdica del dolor y el sufrimiento de los seres humillados y ofendidos. Ya digo: creo que Giménez Bartlett ha acertado esta vez de lleno. No faltan en la novela meditaciones muy interesantes, diálogos que tratan los problemas abordados con inteligencia, y esa manera de ir deslizando en el transcurso de la trama algo más, mucho más que la simple narración desnuda de los hechos es un acierto sin duda de esta escritora que escribe novela negra pero no renuncia a su talento y a su buen hacer, demostrado en otras novelas que no son de género. "Nido vacío" es una buena novela, de esas que aprecian y acogen con alegría los aficionados al género.