Michel del Castillo: La noche del decreto (y 3). Crítica


El tiempo puede remar a favor, llevarnos en una barca por un río que nos vigoriza. Pienso en esto al acabar de leer "La noche del decreto", novela que compré hace muchos años, que vendí y volví a comprar el pasado año. Pasó el tiempo y por fin la he leído, acaso en el momento en que mejor puedo entenderla y disfrutarla. Porque se trata de una de esa novelas que señalan una ruta, que te hacen crecer, vivir con los ojos más abiertos. Del Castillo es un lector apasionado de Unamuno y de Dostoievski. Qué casualidad. Dos autores a los que he leído con muchísima atención, con muchísimo interés. La novela la narra un policía. Qué casualidad, ahora que dedico mucho tiempo a la novela negra y escribo en este blog. Casualidades favorecedoras.
Sé que hay pocas grandes novelas en nuestro tiempo. Pocos autores auténticos, de peso, a los que se lee sabiendo que cada página es importante. Con Michel del Castillo, con esta gran novela, he sentido que debía leer despacio, anotar mucho, meditar y dejarme impregnar. Ha valido la pena. Se trata de una novela con sabor a clásico, de una novela de autor esencial, digno discípulo de sus maestros. Publicada en 1982 en España (un año antes en Francia), lleva dentro a un personaje magistralmente creado, trae el recuerdo de la guerra civil española, de la posguerra, de la dictadura, de los vencedores y los vencidos. Pero también retrata al mal, ofrece agudas meditaciones sobre la religión, la venganza, el odio, el perdón. Como en "El corazón de las tinieblas", de Conrad, en esta novela hay un ser mitológico hacia el que viaja un hombre cargado de pena y culpa, que se siente imantado, hechizado incluso cuando está al fin junto al imaginado y temido ídolo oscuro, cuyo pensamiento y obra se basa en la creencia absoluta e indiscutible en el orden, un orden proveniente de la lógica ejecutora de un inquisidor, de alguien que se hizo policía para implantar ese orden, para venerarlo en cada acción, cada silencio, cada palabra. Alguien que se atreve a decir que el futuro será del orden, que la policía contribuirá a establecerlo sin fisuras hasta conseguir que los ciudadanos ya no soporten la carga de su libertad, que ni siquiera desearán.
La habilidad de Del Castillo, la veracidad, la firmeza y el manejo de la trama, de los personajes es de los que invocan el superlativo, las palabras desatadas, la admiración frontal. "La noche del decreto" es una novela que expone ideas, que las rebate, que hace recuento de medio siglo de la sociedad española (por dentro y por fuera) y además es absolutamente literaria, maravillosamente literaria. El tiempo, ya digo, juega a favor a veces. Cómo le agradezco que ahora me haya brindado la posibilidad de adentrarme en estas páginas que crecen en mi memoria y la pueblan y la llenan de razones y serena compasión: somos los hombres una experiencia rota, una resistencia evocadora, un contorno de dudas y miedos que es mejor contemplar sin odio ni rencor. Somos una larga noche que a veces ve la luz.


Texto recomendado: Metáforas, en el blog Diarios de Rayuela