Marcia Muller: "Juegos para ahuyentar la oscuridad" ( 6 )

Presuponemos debilidad en las mujeres. Pero son prejuicios. Sharon McCone no abandona el caso cuando se queda sin cliente y no se da por vencida, sino que insiste - como otros colegas - en seguir hasta el final, baja la corriente sin importarle los bamboleos porque no puede quedarse cruzada de brazos tan cerca del lugar donde se hallan las respuestas. Sola, con un mínimo apoyo verbal de la policía, Sharon se enfrenta a dos asesinatos y una noche decide abrazar y hacer el amor con un hombre al que acaba de conocer y acaso sea un asesino, pese a su atractivo y sus buenas maneras. ¿Es un síntoma de debilidad, le pasa porque es una mujer? Nada obliga a pensar en otros miedos más profundos que la acechen, aparte de los propios de los momentos oscuros y solitarios, así que Sharon va a seguir haciendo preguntas - que le contestan, ya que no tiene cara de usarlas luego en contra del que ha sido sincero y confidencial - y va a lograr que los juegos para ahuyentar la oscuridad no le resulten mortales.