Mercedes Castro: Y punto (2). Lirismo en marcha


Son muy destacables las meditaciones en marcha de Clara, esa policía que no deja quieta su imaginación y profundiza en cuanto ve añadiéndole un lirismo muy creíble, el de la vida sentida, el de la persona que aun pertrechada detrás de su fachada de policía eficiente no puede dejar de sentir, lamentar y solidarizarse con quien sufre y muere ante sus ojos, aunque se trate de un drogadicto. Cuando está ante el cuerpo muerto de uno, al que además conocía bien, Clara no puede evitar que el flujo de su pensamiento pierda el control, se llene de sentimientos y de recuerdos y de palabras y frases hiladas por una poesía hecha sobre la marcha, surgida en el momento, que cautiva y desnuda aún más el alma de una Clara que gana en verismo y sinceridad, que va llenando la novela de literatura de la buena, de la que anima a la relectura y al recitado en voz alta, a buscar a un oyente al que leerle lo que acabamos de leer para no pasar página tan pronto, para demorarnos y estar un rato más cerca de los pensamientos de una mujer y un personaje que crecen y se asientan, que nos gana y nos tutea, nos propone y dispone ya para nosotros, lectores que empezamos a quererla y a desear que las aventuras que le esperan en este libro no la dañan y no nos la alejen.


Foto de Mercedes Castro: Siglo XXI