He aquí una novela ejemplar, perfectamente negra y filosófica, humana y realista, alegórica y fundamental. Se trata de una de las mejores novelas que el género negro ha dado en nuestro país y la considero además una de las mejor escritas, de las mejor acabadas, lo cual no es poco cuando hablamos de novela y más aún cuando hablamos de novela negra.
Se publicó en 1981 y no ha dejado de reeditarse y de leerse desde entonces, pero creo que no se le ha hecho verdadera justicia a este texto lleno de aciertos literarios, con frases de una altura que pocas veces hallamos en nuestras letras, y de personajes absolutamente inolvidables. Su estructura clara y bien diferenciada me parece acertada y conveniente para recordar la historia en conjunto. La escasez de personajes sirve para profundizar en ellos, para centrarnos en unos cuantos ejemplares de fauna humana que dibujan muy bien un paisaje de mentiras, miedos y muertes que ofrecen otra cara de la transición española y de sus protagonistas, de sus recelos y de sus conexiones ocultas. Por supuesto, escrita por un joven Savater, ya podemos imaginarnos que se trata de un expediente contra el todo. Pero es un expediente que está muy bien documentado, argumentado y literaturizado, que quede esto bien claro en todo momento: estamos ante una vigorosa, cumplidora novela.
Dos hombres matan a martillazos a Laura, una mujer que es o ha sido comunista. Su hermano, profesor universitario, se encuentra con que la policía acepta la versión de un periodista que conoció bien a la asesinada. Pero él se pregunta "cómo se podía ser Laura y morir, qué había en Laura que reclamara la muerte, esa muerte". Y no es el afán de venganza lo que impulsa a Amador, sino el afán de conocimiento, el deseo de hallar la lógica que llevó a su hermana a ser asesinada. Partiendo de estos planteamientos, la novela nunca abandona el curso narrativo de lo prometido y nos muestra cómo los fascistas de la época -que nunca han dicho adiós definitivamente- defienden sus espacios, cómo están siempre presentes tras la maquinaria del poder. Pero no se conforma Savater con señalar y liquidar el asunto por las buenas y por las claras, sino que se adentra en los sombras y nos habla de alianzas impensables, de venganzas inaplazables, de pactos con el diablo político. Siempre de una manera impecable, razonada, hecha palabra y acción.
La novela, este recurso de la literatura tan vivo y tan preciso para el que no se conforma con ver imágenes, tendría que haber seguido por esta senda: hacia la cultura, la meditación y también el adulto entretenimiento. Quizá a muchos lectores perezosos ciertas palabras, ciertas adjetivaciones les molesten, ciertas referencias cultas les parezcan guiños innecesarios. Pero en este libro late una sinceridad rara, una voluntad de compromiso absolutamente puro, libre, sin miedo a la contradicción, sin miedo del autor a quedarse solo después de decir sus verdades, que pueden molestar a tirios y troyanos. Es una novela de un autor independiente, lleno de valentía y de ética, que no traga y no quiere hacerles tragar nada a sus lectores, pues nadie sale indemne, nadie aparece en estas páginas como un héroe o un ángel. Y esa apuesta por traer ante nuestro ojos un espejo que refleja en plenitud al ser humano es la tarea de unos pocos autores de la literatura universal, empeñados en destapar las mentiras de su tiempo, los horizontes borrosos, las falsedades comúnmente aceptadas. Las novelas que prefiero, las que me acompañan y nunca me abandonan desde que las leo son como ésta, parecidas a un picor en el cuerpo y en la mente, que nunca acaban del todo pese a haber llegado a la última página, que vuelven y sacuden y molestan y consuelan y desperezan. "Caronte aguarda" es una de las pocas novelas que yo llevaría siempre en mi maleta.
Lectura: El otoño de la novela policiaca (con una gran valoración de "Caronte aguarda"), de Iván Sánchez
Lectura: El otoño de la novela policiaca (con una gran valoración de "Caronte aguarda"), de Iván Sánchez