Juan Herrezuelo: Un homenaje a un gran escritor vivo



Es un viejo amigo -el más antiguo de los relacionados con el mundo literario-, al que más he admirado siempre, del que más he esperado. Su talento superior, su prosa envolvente y altamente creativa no ha seguido encontrándose con los lectores debido a una pausa que se alarga ya demasiado. Mientras esperamos que el autor de "El veneno de la fatiga" - bien ponderada por Antonio Muñoz Molina, que la presentó en Madrid- vuelva a relatarnos, como sólo él sabe, una nueva historia, quiero recuperar dos textos que en este blog aparecieron en 2006 y que se presentan ahora juntos.



Juan Herrezuelo: Vida más allá de este espejismo

Relato que pertenece a su primer libro, que se llama "Desde el lugar donde me oculto". En él hay otro relato encabezado por una cita de Chandler. En el que menciono en el título de esta entrada hay una variante de relato policíaco fantástica - en ambos sentidos: más allá de lo real y de una calidad más allá de lo normal -: un alguien, un algo que vive dentro de los espejos y que es el reflejo de un hombre, busca al asesino de éste. Sólo puede moverse de espejo en espejo, de reflejo en reflejo: pero siente lo que el hombre siente ante los espejos, siente al hombre y se identifica y es el hombre cuando éste se halla ante un espejo. Cuando se produce el asesinato, ese algo busca al asesino: camina por la ciudad sin piernas y sin cuerpo, saltando de espejo en espejo, hasta encontrarlo y descubrir que hay alguien detrás, otro que ordenó que se cometiera el asesinato, que pagó para que se produjera la violenta muerte. El lector asiste, deslumbrado y encogidas sus emociones, al monólogo de ese particular ser en una trama de relato policial a la que no le falta nada. La imaginación de Herrezuelo, portentosa, su prosa labrada como en piedra para permanecer, su capacidad para darle la vuelta a un género y, sin salirse de él en lo formal, innovar me lleva a considerar este relato como modélico: insisto una vez más: lo que nos viene dado como herencia, lo que hemos leído - me lo aplico a mí mismo, en cuanto escritor también - ha de servirnos como punto de partida, para espolearnos y crear algo personal y nuevo. Al acabar el relato no importa que el reflejo sea o no real, sino que su creación nos resulte creíble. Y fijáos, amigos, lectores, porque la conclusión nos lleva a descubrir de nuevo lo bajas que son algunas pasiones cuando el amor ciega. Puro género negro.

Juan Herrezuelo: Vida más allá de este espejismo ( 2)

El libro al que pertenece este relato es del año 1991, lo que me permite habla de las influencias de los escritores. "Desde el lugar donde me oculto" lo publicó La General, en una colección dirigida por Antonio Muñoz Molina. Leemos en la página 40 del libro de Herrezuelo: "enardecidamente juré vengarme sin pensar en cómo, juré buscar aquellos ojos desde todos los espejos de la ciudad". En Plenilunio, novela de Muñoz Molina, publicada en 1997, leemos: " De día y de noche iba por la ciudad buscando una mirada. Vivía nada más que para esa tarea... sólo miraba, espiaba los ojos de la gente... El inspector buscaba la mirada de alguien... Se lo había dicho el padre Orduña, ¨busca sus ojos¨..." Es la primera página de esta conocida novela que también está emparentada con la novela negra. Evidentemente, la literatura abre puertas a los lectores y los que son lectores/escritores a veces obtienen una imagen que espolea la imaginación, tiende puentes y lleva a nuevos mundos. El culpable del relato de Herrezuelo es un inspector de policía. El protagonista de la novela de Muñoz Molina es un inspector. Hasta ahí las casualidades. El relato de Herrezuelo es más intimista que la novela de Muñoz Molina. Sin la voz narrativa del primero, no habría relato. La voz narradora de Muñoz Molina ya la conocíamos de otras novelas, como "El invierno en Lisboa", con esa frase larga, rítmica, muy literaria. Hay quien detesta que le vengan las historias de la propia literatura, que le influyan tanto las lecturas. Pero hablando de género, amigos, ¿quién puede decir que sin leer a Chandler sabe cabalmente lo que es un detective privado? Las obsesiones del escritor son primero obsesiones de escritor y, luego, obsesiones de otro tipo: sociales, políticas, etc. Si suprimiéramos a Chandler, por ejemplo, ¿qué habría sido de mi admirado Ross Macdonald, de Sue Grafton, de Vázquez Montalbán? ¿Es malo que otro te influya? Yo creo que no: siempre se aconseja que, para empezar a saber cómo escribir, lo primero que hay que hacer es comprarse una libreta y copiar páginas de libros que nos despierten admiración. Y además, para las horas de aburrimiento o ensoñación literaria, planteaos este ejercicio: el reflejo del espejo, ese extraño ser del relato de Herrezuelo, toma cuerpo y se convierte en el asesino de Plenilunio. Buscaba unos ojos y ahora alguien le busca y le va a reconocer cuando encuentre su mirada. Qué juego tan fascinante. Como sólo la literatura puede proponer.