Escribe en El País y de vez en cuando tiene la oportunidad de hablar mucho y bien de novela negra en el suplemento cultural Babelia. Es una mujer, una gran lectora y no la conozco, quede claro. Pero si escribo sobre ella es porque en España no somos muy dados a la loa a los vivos y cercanos, a los que pueden competir en espacio con uno. Vivimos en un mundo prisionero, atemorizado y atemorizador en el que hay que esperar a que la gente se muera para hablar bien de ella (da igual si nos caía bien el finado, la cuestión es sumarse a la actualidad y agregar unas líneas con nuestro nombre al tumulto informativo), un mundo en el que hablar bien del vecino es raro y hablar bien del desconocido aún más, porque queremos ver intereses en todas partes. Yo no tengo esa perspectiva de las cosas y, como me educaron para ser agradecido, quiero traeros aquí a Rosa Mora hoy, que sabe mucho, muchísimo más que yo de novela negra, ese género para el que falta cultura lectora (Francisco González Ledesma dixit) en nuestro país. Este pequeño homenaje a una persona que siempre ha creído en tantos escritores minusvalorados y que nos han dado tantos ratos inolvidables y tantos personajes que viven en nuestra memoria para siempre. Rosa Mora, muy viva y con un texto hoy en el periódico para el que escribe.