Margaret Millar: Semejante a un ángel (3). ¿Dónde están todos los muertos?


El maestro de la secta se ha casado con una anciana que era la dueña de la finca y de la torre en la que ahora moran él y sus seguidores. Quinn habla con el maestro y, mientras, la anciana los espía. Entra de repente en el cuarto y empieza a hablar de los que ya se fueron, de los que murieron antes que ella, de una manera que la describe a la perfección en una escena que empieza siendo patética y acaba por enternecer, casi por acongojar al lector.

-... Ya te dije que estaba sola, triste, desamparada...
-No te han abandonado, Pureza.
-Entonces, ¿dónde están todos? ¿Dónde están mamá y Dolores, que me traía el desayuno? ¿Y Pedro, que sacaba brillo a mis botas de montar? ¿Y Capirote? ¿Dónde están todos? ¿Dónde han ido, Harry? ¿Por qué no me llevaron con ellos? Oh, Harry, ¿por qué no me esperaron?
-Calla, Pureza. Debes tener paciencia -atravesó la habitación, la abrazó y acarició su diezmado cabello y sus hombros demacrados.- No debes perder el valor, Pureza. Pronto volverás a verlos a todos.
-¿Me traerá Dolores el desayuno a la cama?
-Sí.

-Y a Pedro ¿podré golpearle con la fusta si no me hace caso?
-Sí -la voz del Maestro era un susurro exhausto-. Todo lo que quieras.
-Podré pegarte también a ti, Harry.

-Está bien.
-Aunque no muy fuerte. Sólo un golpecito en la chola, que pique un poco, para que sepas que estoy viva. Oh, qué lío. ¿Cómo podré darte un golpecito en la chola para que sepas que estoy viva si no estaré viva?
-No lo sé. Por favor, basta ya. Por favor, tranquilízate y vete a tu habitación.

El talento para el diálogo de Margaret Millar, su concisión y su acercamiento a un tema como el de las sectas no es meramente anecdótico en la novela, no es algo que aparezca sólo de pasada, como ruido de fondo. Y eso aleja a esta novela de tantas otras novelas negras que tocan los temas superficialmente, sin abordarlos en profundidad, como ocurre con la mayor parte de las que ahora se publican y se leen.


Lectura recomendada: relato "Estampa napolitana", en el blog de Mayte Llera