Relato: Los problemas de España


-La ETA no es el principal problema de España.
-¿Y lo dices tú, que tienes un hermano que fue víctima de un atentado?
-Porque lo veo. Hay jóvenes que no tienen trabajo o que sólo ganan mil euros al mes y apenas pueden pagar la hipoteca y tienen que olvidarse de disfrutar: sólo trabajan, descansan y pagan.
-Viviendas que se pagan hasta en cincuenta años ya, sí.
-Y veo a ancianos, a viejos, que es como prefiero llamarlos y que me llamen, pues también soy un viejo, que con una pensión pequeñita no pueden soñar ya más que con sobrevivir.
-Y no hay arreglo.
-Sí, lo hay: cambiando la mentalidad. ¿Por qué un ejército no genera ingresos y sí tiene que generarlos la seguridad social, cuando la seguridad social somos todos y es tan imprescindible como lo que más? ¿Por qué los alcaldes se suben los sueldos con tanta desvergüenza, cuando sólo son mandatarios nuestros? ¿Por qué los bancos tienen bula para ganar cada vez más (y proclamarlo con toda la desvergüenza del mundo) y a la vez despedir a todos los empleados que les da gana? ¿Quién tiene ese dinero, dónde va a parar? Cuando la bolsa sube o baja me da igual: casi todas las cifras son inventadas, los ricos cada vez ganan más y los pobres cada vez somos más pobres.
-Los bancos son nuestros nuevos amos.
-Claro que sí.
-Son amos porque escapan a todo control. La ley de la selva, pero de otra manera.
-Eso es. Y, lo que te estaba diciendo, Marcos.
-Dime, Ernesto.
-No es la ETA el principal problema de España. Excepto para unos cuantos políticos que tienen las ideas fijas.
-Claro: eso lo dices porque tú no eres del Partido Popular.
-¿Cómo voy a ser del Partido Popular si en ese partido está un ex ministro de Franco? Que yo me acuerdo de que Fraga fue ministro con Franco.
-La gente cambia.
-Yo creo que la gente no cambia. Hace como que cambia, pero no cambia. Y si Fraga ha cambiado, mejor para él. Pero no deja de ser un ex ministro de Franco.
-¿Cómo se solucionan los problemas de los españoles?
-Apagando la radio un mes. Apagando la tele un mes. Saliendo a hablar con los vecinos. Haciendo reuniones y charlas para entendernos y saber qué piensan los más cercanos, los de nuestro rellano, los de nuestra calle. Se ha perdido el interés por lo que le pasa al de la puerta de al lado. ¿Cómo nos va a interesar lo que le pase a uno de Logroño o de Santander?
-La tele es una mal rollo, sobre todo los telediarios: yo, que ya sabes que soy creyente, cada vez que oigo que mencionan a un muerto o un asesinado o una mujer a la que han matado, digo o pienso: Que en paz descanse. Y me paso casi todo el telediario diciéndolo o pensándolo. Más que telediarios, son noticiarios de desastres y matanzas. Crónicas de sucesos.
-¿Como te va a extrañar que la mitad de la gente sea adicta al telediario y la otra mitad adicta a los programas del corazón?
-Adepta, hombre, se dice adepta.
-Pues adepta. Adepta, adeptos.
-Te olvidas del fútbol.
-El fútbol no me lo toques, cagontó. Que si me quitan el fútbol me matan, coño. Soy un jubilado, no tengo cuatro duros, no tengo casi diversiones. Quítame el fútbol y me matas, asesino.
-Vamos para atrás.
-Como los cangrejos.
-¿Y lo del terrorismo?
-Me marcho. Otra vez me duele la jodida pierna. Mañana pegamos la hebra otro rato.
-Di la verdad. Que te vas a ver el partido del Madrid.
-¿Pasa algo?
-Yo no puedo ser de un equipo como el Madrid. Ves los periódicos nacionales, la cantidad de información que dan del Madrid, la poca que dan del Barcelona, y en los titulares siempre es mala, casi siempre, y en cambio siguen a los figuritas del Madrid con una atención que ya sólo les falta preguntarles cada mañana si ha sido duro o blando lo que han soltado en el váter. Si eso es objetividad, si en el deporte hay tantos intereses, qué no habrá en lo demás, en todas las demás noticias. Ay, Dios mío.
-Pues pasamos de comprar el periódico también.
-Volveríamos a la Edad Media, hombre. Sin noticias, sin teles, sin radios.
-Eso es lo que yo quisiera: volver a mi edad media.
-¿Y solucionar los problemas?
-¿De la sociedad española?
-Sí.
-No.
-¿Cómo?
-Que no. Que nadie puede solucionarlos. ¿Trabajando tantas horas al día? ¿Tan agobiados con hipotecas y gastos con las tarjetas de crédito? ¿Con tantos anuncios de compre, compre, compre? Nunca me ha gustado la publicidad. Ahora, todavía menos. En la tele, las películas aguantan el logotipo de la cadena, y eso que son cultura. ¿Te has fijado que en la publicidad quitan el logotipo de la cadena? Es para lo que de verdad funciona la tele: para ahogarnos en anuncios. Desengañémonos: ha vencido la nueva ideología.
-¿Cuál?
-La ideología del consumismo.
-Ah.
-Bueno. Mañana dejo de ver telediarios y todo eso. Ahorraré luz.
-Inconsecuente. Te vas a ver el partido de fútbol.
-De algo que no sean deudas hay que morirse, amigo.
-De un infarto si tu equipo pierde.
-Apúntame dos y no seas cenizo.
-Hasta mañana.
-Hasta mañana.


(Foto: Gabriel Cualladó)