Prefiero las novelas con muchos temas - o subtemas - porque sirven para meditar sobre más asuntos, son más abiertas y más útiles. Selb lleva en paralelo al principal un caso en que ha de aclararse si un bailarín de ballet que se ha fastidiado una pierna lo ha hecho a propósito o por accidente, encargo de una compañía de seguros. Habla Selb con dos compañeros de profesión del bailarín, llamado Sergej, y le dice uno de ellos, una mujer llamada Joschka: "Yo no sé cuánto entiende usted de ballet, señor Selb... Al fin y al cabo con nostros pasa como con todo. Están las estrellas y los que lo serán algunas vez; están los que se han librado de sus sueños de gloria, pero que no tienen miedos existenciales. Y quedan todavía los que viven en el miedo constante de no conseguir el siguiente contrato, y para los que todo ha terminado en cuanto sobrepasan cierta edad. Sergej pertenecía al tercer grupo." Con lo cual se confirma una vez más que en el trabajo de un detective tiene tanta impotancia la acción como establecer perfiles, meditar sobre la gente y su personalidad. Y de alguna manera ¿no somos todos detectives en nuestra vida cotidiana, sólo con poner el primer pie fuera de casa por la mañana?