Lo comenté ya antes aquí. Afilado es un escritor nuevo con un gran talento, está dotado de una de las mejores cualidades a las que puede aspirar un narrador, la capacidad de describir -sus relatos tienen un poder visual de primera categoría -, y ahora quiero destacar y sumarle otra más: la de crear una atmósfera. Esto es algo que poseen muy pocos escritores, empecinados en dar cuanto más mejor, en acumular, en dar a lo grande, pero entendiendo ese grande más por la cantidad que por cualquier otra cosa. En el relato "Compasión" asistimos a una escena dentro de un autobús de línea en la que podríamos vernos inmersos cualquier día: un compañero de viaje desconocido, inquietante, con mucho pasado a la espalda y mucho dolor en la mirada, en la boca que escupe palabras contra la navidad, contra la compasión, contra tu novia, contra todo lo que se mueve, porque el hombre que las dice está a punto de morir, te hace partícipe de sus penas. Afilado sabe que tiene entre manos una historia fuerte, impactante, e inteligentemente nos la sirve mediante un narrador aséptico, preciso, realista y transparente, que se limita a contar lo que ve y no añade nada: lo que nos hará recordar el relato no será lo que este narrador nos diga, sino las imágenes que nos transmite como si fuera un pasajero más que viaja en el autobús y cuenta lo que ve conforme lo está viendo, sin tiempo para adornarlo ni estropearlo con florituras. No es un relato perfecto, no es un relato maestro éste, amigos, pero sí me parece que estamos ante un relato que se atreve a pisar territorios poco transitados en la narrativa española, que se atreve y que con gran calidad sale con la cabeza muy alta: en España las narraciones de género nacen muchas veces lastradas por el empeño de los autores en arrojarse al pozo de la repetición o por la lástima con que, si se consideran a sí mismos escritores serios y de buena pluma, piden perdón por anticipado al atreverse a meter los pies en aguas pantanosas. Afilado es un buen escritor y presenta la narración tal y como debía de hacerlo, directamente, certeramente, creyendo en sus materiales, sin pedir perdón ni justificarse. Pongo de ejemplo este relato, pero creo que hay otros en este libro que os harán pensar que Afilado se merece más atención y reconocimiento - en este saturadísimo mundo de novedades expelidas con fecha de caducidad y efecto boomerang, desasosegante mercado editorial -, y yo apuesto por él.