Primera novela protagonizada por Easy Rawlins, el negro investigador sin licencia al que conocimos en "Muerte escarlata" hace unos meses. Easy es más joven, estamos en 1948, la segunda guerra mundial ha terminado hace poco, muy poco cuando deja cicatrices en los cuerpos y en las mentes. El joven Easy es propietario de una casa por la que paga 64 dólares mensuales de hipoteca. Le han despedido porque no se ha mostrado muy dispuesto a hacer horas extras y a arrastarse ante sus jefes. Así que aunque se cuida de meterse en los asuntos de los blancos acepta trabajar para uno y buscar a una chica blanca. Conviven en la novela los asuntos cotidianos con los propios de la novela criminal, hay pinceladas que nos sitúan en la época a la perfección y resultan más efectivos que los sencillos detalles y algunas descripciones que nos ofrecen otros libros del género. El inicio es sencillamente magistral, porque nos hace entrar en la historia como si diéramos un salto desde nuestra realidad al mundo de Rawlins, sin transición: "Me sorprendió ver a un hombre blanco entrar en el bar de Joppy. No sólo porque fuera blanco, sino porque llevaba un traje blanco grisáceo de lino, camisa blanca, panamá y zapatos color hueso con relampagueantes calcetines de seda blancos... Se detuvo en el umbral de la puerta, llenándolo con su imponente estructura física... Cuando me miró sentí un estremecimineto de miedo, pero se me pasó enseguida porque en 1948 ya me había acostumbrado a los blancos...Yo había pasado cinco años con hombres y mujeres blancos, desde África hasta Italia pasando por París, y en mi propia patria. Comí con ellos y dormí con ellos, y maté a bastantes jóvenes de ojos azules como para saber que tenían tanto miedo de morir como yo."