Hay lirismo en la novela. Todo son recuerdos, tres o cuatro historias que el narrador hilvana a retazos, incluyendo nuevas sensaciones, nuevas palabras, nuevas escenas. Así funciona nuestra memoria: vuelve sobre lo que nos obsesiona y llena de matices las imágenes fijas, de insinuaciones las palabras, de hondura negra algunos silencios. La voz del detective corre rápida, veloz como el pensamiento: " Pero yo era detective privado, ¿no? Siempre podía ver a la gente, estar con la gente, seguirla. Podía seguir a Sarah igual que había seguido a Bob y Kristina. Igual que años antes había pensado, cuando se avecinaba el divorcio, en seguir a Rachel, ver ese imposible: Rachel en otra vida, su vida sin mí. Rachel como debió de ser alguna vez, antes de que la conociera. Rachel con otro... ¿Cómo elegimos?" Y se ve que hay un cuestionamiento continuo, una duda que no se desvanece, porque la tragedia ha asolado su vida... Lirismo en la novela negra.