Utiliza un interesante recurso Martín en su narración. Repite a veces una palabra varias veces en el mismo párrafo como en una canción, como una letanía, como una llamada. Recurso éste poético y muy efectivo en sus manos. Veamos dos ejemplos: "Aquella tarde, Enrique lloró. Lloró como no lo había hecho desde la infancia. Con esas lágrimas que brotan desde el fondo del pecho, esas lágrimas que desbordan y ciegan, lágrimas inevitables, imposibles de disimular, lágrimas en solitario que sacuden todo el cuerpo y lo convierten en un mudo grito viviente" (154-155, Edición Alfa). "Alicia no podía saberlo porque ya estaba en la calle corriendo despavorida y tomando conciencia a cada paso de que Eva había sido asesinada, de que Eva estaba muerta, de que habían matado a Eva, y un instante después ya caía en brazos de Enrique tartamudeando el nombre de Eva, Eva, Eva..." Ambos prueban que se puede utilizar una prosa sencilla, con préstamos del lenguaje hablado, y con habilidad y sapiencia dotarla también de gran viveza, gran profundidad, incluso lirismo.
Enlace: Ed Mcbain y la novela negra