Estas páginas me parecen las más importantes de la novela. Una meditación sobre el corporativismo, la maldad, la indefensión. Recuerda Brinker sus años de patrullero en la frontera y su novia le pregunta: " Si se producían tantos abusos, ¿como es que nunca los denunciaste? ¿Por qué no deshacerse de las manzanas podridas?" Él le habla de viejos soldados, los que se reúnen cuarenta o cincuenta años después de que acabe una guerra. "Lloran por los camaradas caídos... Puede sonar a tontería, Dolores, pero en la patrulla fronteriza teníamos ese mismo tipo de camaradería. Los polis también. Por muy mal que se pongan las cosas, haces piña. Incluso cuando sabes que tus amigos, tus camaradas, están haciendo algo malo, haces piña. Es la única manera de sobrevivir bajo el fuego... Así es como nos sentíamos todos en la patrulla. Bajo el fuego. Algunos caían heridos, otros muertos. No era sólo yo. Las únicas veces que salíamos en las noticias era cuando un agente se metía en problemas. Cuando lo acusaban de abusar de una inmigrante ilegal, de aceptar sobornos o de traficar con drogas. Algunos de los cargos solían ser ciertos, pero otros eran pura mentira. Pero nunca se oía hablar del descargo. Así que pensábamos que éramos los únicos que estábamos de nuestro propio lado." Esta meditación moral es lo mejor de la novela.