Eugenio Fuentes: "Cuerpo a cuerpo" (3 ). El amor usado.

Creo que necesitamos a más escritores como Ignacio Martínez de Pisón, Pedro Zarraluki y Eugenio Fuentes. A escritores que se atreven a contar lo que intuimos, lo que vemos y no sabemos definir, lo que es un esbozo de realidad y puede adquirir consistencia cuando se explica en una novela, cuando se cuenta en una novela. Apreciaréis que en este blog hay muchas entradas dedicadas a fragmentos de novelas, a instantes que me han parecido muy destacables. Es deliberado. Las novelas son un todo y a la vez muchos pequeños detalles, muchos párrafos memorables.Prefiero las novelas en que hay oro y tierra, en que hay que trabajar, ser pacientes, en que el escritor da el callo cuando hay que darlo y se luce cuando hay que lucirse. Nadie tiene la genialidad de su lado todo el tiempo - ni siquiera Francisco Umbral -, nadie es indefinidamente sublime. Hay grandes novelas que no dejan huella en nuestra mente porque las constituyen andamiajes en que todo es una sola pieza, en que nada brilla por sí solo y nada contrasta. Una novela está llena de trabajo que requiere mano humilde y de arte que requiere mano llena de sensibilidad. Leyendo a Eugenio Fuentes uno recuerda estas cosas, y debe de ser por algo. Cuando se necesita contar bajando al ruedo, Fuentes baja; cuando se necesita contar sentado en una cima, Fuentes deleita. Hay una escena en esta novela - escrita con una calidad literaria que está muy por encima de casi todo lo que se escribe hoy en nuestro país - que le deja a uno admirado por su acierto y su verdad, por la adecuadísima selección de las palabras, por el movimiento de los personajes, por cómo vemos dentro de ellos mientros ellos actúan. Una escena en la que hay un militar y una esposa que se buscan, se desean, hacen el amor - que se alejan, ya no se desean, ya sólo se acuestan -: una escena de autor maestro, que ha captado la realidad tal cual es y la ha puesto en un papel para que leamos, nos asomemos, nos reconozcamos, sintamos el vértigo de saber y ser. No voy a escribir aquí ninguna palabra, no transcribiré ningún párrafo, contra mi costumbre de hacerlo habitualmente. Os remito a las páginas 168 a 172 de la novela. Acepto cualquier reclamación si alguien piensa que he exagerado.