Es una pena que novelas como ésta tarden tanto en ser publicadas en España. Ganó el premio Edgar y la protagoniza el detective sin licencia Matt Scudder, a quien dio vida en el cine Jeff Bridges ("Ocho millones de maneras de morir", una interesante película). Scudder se ocupa de un caso de asesinato cobrándole al hermano de la víctima, una mujer a la que acaso asesinó su propio marido, pero también investiga por su cuenta de dónde ha salido una cinta de vhs en la que hay una película snuff: un muchacho atado al que una mujer le hace el amor mientras un hombre le arranca los pezones, para empezar, y al que matan más tarde ante el ojo atento de una cámara. El tema es de los que estuvieron de moda hace algunos años, sobre todo a raíz de "Asesinato en 8 mm", con Nicolas Cage al frente. Me parece muy destacable la transparencia de este texto, cómo Block utiliza pocas escenas y de una forma muy certera, sin alardes de ningún tipo pero dando a la vez lecciones sobre cómo ha de ser una buena novela negra: personajes bien perfilados y creíbles, situaciones vistas en primera persona con una mirada clara y abundantes diálogos, muy logrados, como uno en que la amiga de Scudder, prostituta, le dice que acaso podría dejar de serlo si se casaran para, una vez hecha la proposición, arrepentirse de inmediato y decir que están bien como están. La lectura es fácil y la historia es sencilla, realista, sin giros llamativos y falsos, sin violencia a raudales, y se capta al lector con materiales dignos y nobles: los humanos y sus problemas.