Robert Wilson: Los asesinos ocultos (1). En Sevilla


Robert Wilson es un autor que escribe para que lea mucha gente. ¿Es eso malo, es eso algo que le desprestigia? Claro que no. Wilson no es Scott Fitgerald, pero sus libros ofrecen mucho más que aventuras o investigaciones estereotipadas. Ahora que en España hay autores de best seller autóctonos y suplementos culturales como Babelia les prestan una sorprendente atención -cómo echo de menos épocas en que se apostaba por el riesgo, los nuevos valores sólidos, incluso las apuestas generacionales o de grupo, en fin-, ahora que tenemos varios premios de mucho dinero y con críticas firmadas por reputados profesores y estudiosos de la literatura, con vencedores como Prada, por ejemplo, que copan espacios que antes eran menores o destinados a la valoración claramente desdeñosa, creo que los empeñados en la tarea deberían leerse también novelas como ésta, una apuesta valiente desde el género para abordar temas actuales con un bagaje necesario y que demuestra interesante análisis y buena caracterización de los personajes y sus motivaciones psicológicas. Porque están los libros hechos para que se vea el talento despilfarrado del creador y los libros hechos para que se vea la honradez y el oficio del ejecutante. Este caso es el de Wilson, que quizá nunca ocupe un lugar destacado en los estudios de literatura de ningún país, pero viene dando una serie de obras muy interesantes, que se desarrollan en nuestra Sevilla y tienen a un inspector de policía español como protagonista, lo cual no es poco en una época de secretos da vincis, luchas esotéricas en la segunda guerra mundial, detectives que investigan con criterio independiente en la guerra civil española y demás. Con una prosa al servicio de la historia, algunos excesos achacables a la necesidad de hallar un espacio cercano a la originalidad, algunos personajes muy creíbles y unas buenas descripciones de la ciudad andaluza más conocida, Wilson apuesta por mostrarnos mucho de la vida interior de los personajes y sirve escenas en que la tensión atrapa al lector con una fuerza que ojalá tuvieran muchos libros más importantes. Y partiendo de ciertos tópicos, de algunas imágenes y sentimientos trágicos, envía algunos puñados de literatura que merece la pena valorar en su justa medida.