Editada por Tusquets, es el segundo libro dedicado al detective Charlie " Bird " Parker. En la primera novela de la serie tuvo éste que buscar al asesino que dejó sin vida a su mujer y a su hija, de manera harto cruel y sanguinaria: arrancándoles la piel, que aparece en el regazo de ella. Bird deambula por el mundo sin norte una vez que encontró - y mató al asesino-. Acaban de darle, de hecho, la licencia para ejercer como detective: hasta ahora sólo era un ex policía y un ex borracho. Sé que este escritor ha publicado algún libro de relatos de terror, y de hecho en la primera novela hay una vidente anciana que no puede moverse de su cama pero sí ver al asesino libre y haciendo el mal, ese mal que hasta a ella la alcanza, porque el mal cuando campa suelto es sin duda difícil de parar. Y por eso me gusta especialmente que sea capaz Connolly de detenerse en las páginas 96-97 a hablarnos de la ropa de una mujer asesinada, se pregunte el detective - que la conocía - quién doblará esa ropa que ya no tocará más la muerta, quién la sostendrá con cuidado, quién sabrá cómo se desprendía la mujer el sujetador y caía una vez que quedaba liberado, quién tocará su barra de labios, verá las huellas de los dedos en el colorete, " desenredará cuidadosamente cada cabello de su cepillo como si al hacerlo pudiera empezar a reconstruirla de nuevo, trozo a trozo, átomo a átomo" Esa parada lírica, sentimental, que conmueve, enmarcada en el escenario del propio crimen, me reafirma en la vigencia de la novela negra, en su inexcusable presencia en nuestras vidas.
John Connolly: El poder de las tinieblas
Editada por Tusquets, es el segundo libro dedicado al detective Charlie " Bird " Parker. En la primera novela de la serie tuvo éste que buscar al asesino que dejó sin vida a su mujer y a su hija, de manera harto cruel y sanguinaria: arrancándoles la piel, que aparece en el regazo de ella. Bird deambula por el mundo sin norte una vez que encontró - y mató al asesino-. Acaban de darle, de hecho, la licencia para ejercer como detective: hasta ahora sólo era un ex policía y un ex borracho. Sé que este escritor ha publicado algún libro de relatos de terror, y de hecho en la primera novela hay una vidente anciana que no puede moverse de su cama pero sí ver al asesino libre y haciendo el mal, ese mal que hasta a ella la alcanza, porque el mal cuando campa suelto es sin duda difícil de parar. Y por eso me gusta especialmente que sea capaz Connolly de detenerse en las páginas 96-97 a hablarnos de la ropa de una mujer asesinada, se pregunte el detective - que la conocía - quién doblará esa ropa que ya no tocará más la muerta, quién la sostendrá con cuidado, quién sabrá cómo se desprendía la mujer el sujetador y caía una vez que quedaba liberado, quién tocará su barra de labios, verá las huellas de los dedos en el colorete, " desenredará cuidadosamente cada cabello de su cepillo como si al hacerlo pudiera empezar a reconstruirla de nuevo, trozo a trozo, átomo a átomo" Esa parada lírica, sentimental, que conmueve, enmarcada en el escenario del propio crimen, me reafirma en la vigencia de la novela negra, en su inexcusable presencia en nuestras vidas.