John Connolly: El poder de las tinieblas ( 4 )


Conviven con nosotros, llenan nuestras vidas el dolor y el amor. El poder de la tinieblas y el poder del amor. A veces nos cuesta pensar que un hombre pueda volver a casa después de haber matado a otro y besar a su mujer con dulzura, arropar a sus hijos en la cama, hablar por teléfono con su madre que está lejos y le añora. Pensamos que el mal llena el alma y le impide tener bien dentro. Pero a veces es bueno dejar de pensar con la cabeza y hacerlo con alguna víscera sana. Puede un hombre matar a otro y volver a su casa y olvidar y dejarse llevar por la ternura que encuentra entre quienes le quieren. El hombre olvida y sigue. Al protagonista de esta novela le ocurre que puede amar y después estar en una situación en la que tiene que matar. Por eso le dejó la mujer que estaba con él tras la muerte de su esposa. No podía comprender que la abandonara para ir a buscar a otros hombres que lo esperaban para matarlo y a los que tendría que responder con violencia y muerte. Ella, psicóloga, le amó y le estudió y decidió que esa violencia los separaba, que en él vencía el deseo de la venganza al deseo del amor. Y él está ahora solo. Se reencuentra con una mujer a la que quiso muchos años antes y sólo es capaz de oírla, de mirarla, de sentir la caricia de ella en su mano, pero no puede actuar, no puede moverse, no puede volver a amarla. La violencia sigue rondándole, y la culpa, y la rabia, y el dolor que no se espesa y no se enquista y no lo destruye de una vez ni se disipa ni se hace sólo el peso de un recuerdo. Él se ha quedado parado. Entre el amor y el dolor.


Foto John Connolly: Editorial