
Os lo planteo como un pequeño ejercicio. Oíd vuestra voz interior. Os habla una voz, ¿verdad? Una voz en primera persona que cuando ve a una mujer guapa no os dice tan sólo: bellas piernas, bellos labios. No, ¿verdad? Ésa es vuestra verdadera voz íntima. Entráis en una casa desconocida y os dice: Qué pasillo tan estrecho, qué mal huele. Sigue siendo la misma voz. Esa voz que sois vosotros mismos, sin censuras. Veis una cara y pensáis/os decís: Qué ojos tan profundos, ¿por qué me miran con desconfianza? Reencontráis a un amigo y la voz os dice: Cómo ha cambiado, está más gordo, yo no he engordado tanto, está peor que yo. Quizá en voz alta digáis otra cosa, pero la voz íntima no desea mentiros. Bien: eso aparece en las novelas de Macdonald, esos apuntes de realidad se palpan en mejores páginas, en las páginas inolvidables de Ross Macdonald.