Reviso los capítulos de esta serie de televisión del año 1986, protagonizada por Eusebio Poncela y dirigida por Adolfo Aristarain, con alegría contenida y con una mirada nueva, pues la primera vez que la vi me decepcionó. Creo que ha ganado con el tiempo, contra lo que se pudiera pensar a priori, y se debe a que media una distancia ennoblecedora que me separa de aquel tiempo en que estábamos deseando que programaran la serie para ver en la pantalla lo que siempre nos imaginábamos en el cuarto oscuro de nuestra mente. Poncela era un digno Carvalho, la dirección era buena y los argumentos respondían a la inquietudes de Vázquez Montalbán. Hay cosas que nos molestaron y que seguirán molestándonos siempre, pero os invito a ver la serie de nuevo, con nuevos ojos, sin ansiedad, montalbanianos: seguro que os parecerá mejor que la primera vez.