"El hombre del tren", de Patrice Leconte

Hay películas que se convierten en clasicos instantáneamente. Ésta es una de ellas. Y aunque parezca que no tiene que ver con el cine negro, vamos a desmentirlo de inmediato: es la historia de un burgués solitario, dueño de una casa grande y decadente, y de un ladrón de bancos. Se encuentran y el primero accede a dejarle que viva en su casa unos días. Son dos personajes en situaciones delicadas: uno va a atracar un banco y el otro tiene que pasar por el quirófano porque tiene problemas de corazón. En los días que faltan para que llegue el sábado, cuando cada uno tendrá que afrontar separadamente su suerte, se establece entre ellos una relación de amistad y de sincera y sana envidia: les habría gustado ser el otro, al burgués convertirse en un hombre de acción y al atracador en un burgués. Son acaso las dos caras de una misma moneda: el entendimiento entre ellos lo confirma, la comunicación profunda que llegan a tener lo atestigua. Todo transcurre despacio: el atracador le enseña a disparar y el burgués el regala unas zapatillas de estar en casa, contemplan las estrellas desde el mirador, el atracador le insta a ser sincero y decir lo que de verdad siente, y da ejemplo delante de la mujer a la que el burgués ama. Hasta aquí no hay acción, no hay tiroteos, pero si tan sólo cambiáramos el final y lo situáramos al principio, no nos asaltaría ninguna duda, pensaríamos que estamos ante un flashback y veríamos la película con la mente puesta en desentrañar claves sobre por qué se producen las situaciones violentas, la soledad, el abandono, la frustración, los roles sociales, la incomunicación, temas que podrían ser los que tratara una novela negra, una película de cine negro. "El hombre del tren" es un clásico instantáneo porque cuando acabas de verla deseas volver al principio y porque la atmósfera de la película te acompaña como una presencia sólida al salir del cine o al apagar el televisor. La interpretación de Jean Rochefort como el burgués desencantado y la de Johnny Hallyday como el atracador me parecen sencillamente magistrales, así como las escenas en que el burgués está en el hospital y en que el atracador realiza el robo en el banco. No os la perdáis.