"Tiempos difíciles", de Sara Paretsky

Remiso siempre a aceptar el humor de los detectives narradores en primera persona que investigan casos en que la gente muere, es apaleada, asesinada, Marlowe y sus bromas distanciadoras, en según qué novelas, me han obligado a tener una valoración un tanto irregular del ciclo que le dedicó Raymond Chandler. Me ha costado entrar en "Tiempos difíciles" por el mismo motivo: una detective polaca que tiene dos perros, un humor muy, muy actual, que titula los capítulos con frases claramente humorísticas. Pero la novela tiene ventajas: Warshawski es una detective de izquierdas, con un pasado de barrio obrero, y sus observaciones de la vida se atienen a esa visión, lo que, al ser algo expuesto delieberadamente, nos permite seguirla con una mirada ya definida, con unas tendencias claras: por ejemplo, se niega a llevar un caso y fastidiar al dueño de una fábrica y se dice que por qué ha de favorecer a una gran empresa que utiliza mano de obra esclavizada en Borneo u Honduras en detrimento de una pequeña empresa local que da sueldos dignos a sus trabajadores. También el propio caso que lleva es más complejo y está mostrado desde un punto de vista más abierto y realista de lo habitual: una noche, en su coche, por poco atropella a una mujer, ya muerta y cuyo cadáver desaparece pero empieza a crearle problemas, porque las autoridades quieren echarle la culpa del atropello y la muerte de la mujer. A partir de ahí, los intereses creados, los intereses ocultos, los magnates y los periodistas de investigación empiezan a desfilar - de una forma muy diferente a la que emplea P.D. James, ejemplo de autora de novelas que desde el principio presenta el hecho delictivo y delimitan claramente a los sospechosos, convirtiendo el trabajo en algo así como un tablero de ajedrez, con fichas blancas y amigas y negras y enemigas de las que estudiar cada uno de sus movimientos en el tablero - por delante de nuestra detective, de carácter indómito y con criterio propio en todos y cada uno de sus pasos.