Robert Wilson: Condenados al silencio

Prefiero las novelas que, además de una trama, ofrecen otras cosas que hacen su lectura más entretenida y, a la vez, participativa. Robert Wilson, en diálogos de su investigador, Javier Falcón, que es policía en Sevilla, nos propone temas para hacer pequeños altos y pensar y dejar que fluyan nuestras propias opiniones en temas como el suicidio, las mujeres a las no que les gustan los hombres pero se acuestan con ellos, la actualidad y su infierno de teleseries, la prostitución, la locura. La narración, en tercera persona, nos acerca a Falcón, pero también a quienes él interroga o visita amablemente para compartir mesa, cama o sólo un rato de charla. Creo que atrás deben de ir quedando las novelas negras que parecían escritas por personas sin apenas preparación, ensimismadas en la violencia, sin más recursos que los trillados, sin más argumentos que los de la trama policial. La novela negra, la mejor novela negra aborda los temas actuales y los trata con realismo, puede en pocas páginas pasar de las altas a las bajas esferas del poder sin que se rompa la estructura de la historia narrada, sin que se falsee lo que se está contando. Y puede ayudarnos a meditar sobre temas que están dormidos en nuestra conciencia, que sólo nos arrancan un comentario cuando vemos el noticiario de las tres o de las nueve. A diferencia de la tele, el libro sirve para parar, para incentivar, y mediante la identificación con un personaje llevarnos a lugares de nuestra personalidad que jamás habíamos visitado. Mi amigo Juan Herrezuelo se planteó una vez escribir un relato policial en que el protagonista matara al asesino de su novia cuando descubriera quién era éste. Sin embargo, mientras escribía el relato se dio cuenta de que su personaje no iba a ser capaz de matar al asesino y al final no lo hizo. Amenábar nos planteaba preguntas en su película " Mar adentro ", abordaba el tema de la eutanasia para señalar una vía y marcarla con dudas, rodearla de miedos, de inquietudes. Las mejores novelas negras se acercan a la actualidad - misión principal del escritor realista - y arrojan luz sobre temas tratados superficialmente en los medios de comunicación, profundizan en ellos y nos dan claves, datos, personajes, historias que nos conmueven y nos llevan a tomar partido, a decidirnos, a mirar dentro de nosotros y, como el personaje del relato de mi amigo Herrezuelo, saber qué pensamos, qué somos en verdad.