Robert Wilson: Condenados al silencio ( 3 )

Me fastidia tener que escribirlo, tener que ser yo quien lo diga - defensor de la novela negra española con uñas y dientes- , pero no me queda más remedio que ser sincero y admitir que Wilson crea un policía, el inspector Falcón, de un modo tan creíble, tan profundo y certero que produce envidia y deja en pañales, dicho sea de paso, a otro autores españoles - alguno con un libro publicado recientemente - que revelan falta de oficio, de documentación - ante todo - y de realismo cuando convierten a sus investigadores en personajes falsos, huecos, tan poco españoles - no defiendo lo español, no os confundáis y me tildéis de nacionalista, que es algo que sitúo en mis antípodas - y tan poco creíbles que se ven detrás los costurones, el ejercicio exclusivamente literario y hecho de retales literarios, de cortar un poquito de este autor y otro poquito de este otro para montar un frankesntein detectivesco que nos deja a los lectores fríos, helados como después de un enorme susto, con la certeza de que al autor de tales bodrios le interesan las novelas que ha leído y quiere homenajear con sus escritos - sea de ello consciente o no, no sé qué es peor - y nada, nada, nada la realidad, esa cosa grandiosa y plural que a todo el mundo le brinda historias para contar y vivir y sentir, esa cosa de la que se nutre el verdadero escritor de novela negra.