Robert Wilson: Condenados al silencio ( 2 )

Continuando con lo dicho ayer, y creo que sólo estoy dando un paso lógico más, es fácil ver en la novela negra que aborda la actualidad, como ésta de Wilson, un componente crítico, pues se abordan asuntos que están en la calle, en la conciencia y en el subconsciente del ciudadano medio, se les concede un tiempo y se les da una importancia vital que a veces lo medios de comunicación han transformado sólo en espectáculo, en entretenimiento, incluso cuando hacen programas de investigación y denuncia, ya que se olvidan de las raíces últimas de los problemas, de sus causas reales y sus primeros protagonistas, instigadores o verdaderos - y ocultos - responsables. Y, claro, en este punto no puedo dejar de lado una afirmación que ya no está fuera de lugar: la novela negra de hoy es novela realista, crítica y política. Sí, política, esa palabra que se empeñan en desprestigiar los reaccionarios, los inmovilistas, los que de verdad manejan el cotarro con sus millones y sus prebendas. Política porque aborda temas que también se estudian - o deberían de estudiarse - en los parlamentos, en los lugares donde se hacen y rehacen las leyes: la inmigración, la violencia callejera, las mafias que trafican con seres humanos. No, la novela de hoy en día, los novelistas no van a cambiar el mundo, pero sí pueden ayudarnos a meditar, a saber quién nos representa de verdad, quién hace las leyes pensando en los desfavorecidos, quién quiere beneficiar a los desprotegidos y quién no. Tavernier, en Francia, con alguna de sus películas ha dado que pensar a la clase política, ha influido en ella, en sus decisiones, en la redacción de alguna ley. Ha cumplido con el propósito que le llevó a filmar, por ejemplo, "Hoy empieza todo". La cultura sirve, amigos, no es un simple entretenimiento, como pretenden hacernos creer con tanta literatura vacía y tanto best seller inocuo. La novela negra es la eterna oposición - la creativa - al poder, es la conciencia y la voz que no duermen, representa a los que no se conforman, los que no aceptan las desigualdades, las tragedias ni las muertes violentas como algo lógico - que no lo son, por mucho que se nos quiera hacer creer que el hombre es un lobo para el hombre, lema despiadado suscrito por los defensores a ultranza del acriticismo en una sociedad en la que quieren que sólo sobrevivan los valores del triunfador-, es ese rinconcito en el que las almas heridas por tanta sinrazón respiran, ven lo que hay y aún sueñan con hacer muchos cambios, con la igualdad y la libertad y, ante todo, la fraternidad, el concepto más olvidado, el más necesario, el que mejor define al ser humano completo, porque sin fraternidad no habríamos llegado ninguno hasta aquí, amigos, hasta este aquí y este instante.