Henning Mankell: El retorno del profesor de baile ( y 6)

Hay un párrafo revelador, valiente. Una neonazi "... también había sido muy crítica con sus ideas políticas, que le parecían obsoletas. Ella, en cambio, pertenecía a una nueva generación que adaptaba los ideales de supremacía absoluta del más fuerte y la visión sobre los superhombres y los infrahombres a la realidad en la que se desenvolvía. Les habló sobre el poder desnudo e ilimitado y acerca del derecho de la minoría más fuerte a dominar a los débiles y a los pobres, a los que se refería con términos despreciativos, como inútiles, infrahombres, masas pobres, chusma, basura... Describía un mundo en el que era evidente la aniquilación de las personas de los países pobres. Condenaba así a todo el continente africano, con excepción de los contados países en los que imperaba el brazo férreo de un dictador. África era un continente al que había que dejar desangrarse, que no debía recibir el menor apoyo, sino quedar aislado hasta su extinción. " Y son personas convencidas de que sus ideas son las correctas y la sociedad en la que vivimos, a través de sus telediarios y sus cuentas de resultados, vienen a darles la razón. Eso es lo terrible. La herencia del nazismo, del fascismo, aquí y ahora. En eso estoy absolutamente de acuerdo contigo, Mankell, y creo que este párrafo de tu novela es una verdad como un puño, que no vemos, hundidos en el magma de la novedad y la sobrecarga de información, en la indefensión y la indolencia.