Henning Mankell: El retorno del profesor de baile (4)

Mankell es un buen escritor, pero domina mal las escenas de acción. Es, en ellas, típico y comete el error de los autores que no han crecido con el género, aunque lo practiquen: antes de matar a otro, el malo habla, lo aclara todo, dice que les va a disparar, telegrafía sus próximos actos, los radia, y los buenos escapan en el último momento, por casualidad, pero de esa manera en que sabes que dificílmente les pasará nada, les podía pasar nada. Me sorprende que tales errores se encuentren en esta novela, tan avanzada su serie policíaca, y pienso que quizá lo ha traicionado imaginarse estas escenas ya filmadas, que es como si les facilitase la labor a los guionistas. Le sobran también diálogos a la novela y, sobre todo, esas conversaciones entre policías que dilucidan qué están haciendo bien y qué mal, qué pista seguir, a que sospechosos abordar, porque ya está todo eso contado en otras partes de la novela, en la acción o en los fragmentos dedicados al asesino, cuando seguimos sus pasos y sabemos que ha ido por este o por aquel otro camino y ha dejado esta o aquella pista falsa ( qué manía de traducir falsa pista, dicho sea de paso). Asimismo, la resolución final es ingenua, las explicaciones conseguidas utilizando las pantallas de ordenador que se dejan encendidas es un poco sonrojante y la caracterización de los malos bastante débil, prototítica. Sí, es una novela de calidad pero con un final claramente fallido, más propio de un escritor que empieza que de un veterano.