Para un hombre como Quirós, matón a sueldo de los señores y los señoritos, el amor no es algo fácil. Se ve con una viuda cincuentona. Y sus esperanzas, sus deseos, son limitados. " Y Pilar seguía gustándole. Dentro de lo que cabía, que no era mucho a su edad. Es decir, sin pasión. Aunque sospechaba que ella sí se apasionaba. O quizá tampoco. El amor, le había dicho una vez un gran señor, vive en una habitación distinta conforme transcurren los años: comienza en el dormitorio, pasa al comedor y casi siempre acaba en el cuarto de baño. El de ellos se alojaba en la cocina. Pilar, sobre todo, guisaba bien. Y cosía como casi nadie sabe coser, exceptuando algunas viejas y ciertos hombres. Junto a ella Quirós sentía un reflejo de felicidad."