"Shadowboxer", de Lee Daniels

Hay películas que sabes que te resultarán inolvidables. No son obras maestras, no tienen por qué pertenecer a tu género preferido, tampoco las guardas en la memoria completas ni hablas de ellas como si fueran parte esencial de tu vida. Pero sales del cine y sabes que hay varias imágenes, algunos fragmentos que no olvidarás jamás. El final de esta película, la útima escena, es inolvidable. Un niño habla, dice una sola frase, y esa frase es un golpe en tu conciencia. "Shadowboxer" es la historia de dos asesinos a sueldo, una blanca mayor con cáncer y un negro joven. Su siguiente encargo es matar a la esposa de un mafioso, pero no la matan porque está embarazada y la asesina la adopta, también a su hijo. La trama es previsible y no se juega a engañar. El director nos presenta pura poesía en varios momentos, alterna la frialdad de los disparos y las ejecuciones de los asesinos con plácidas secuencias en que hay amor, hay ganas de vivir, hay voluntad de vivir. Ciertos planos te prendarán. Ciertos disparos te dañarán no sólo la piel, querido espectador, sino lo que tienes detrás. No te la pierdas. Éste sí es cine hecho con libertad, cine con grandes actores dentro, cine contado para la mente y para el corazón. Este es el cine que siempre estamos reclamando que se haga, así que no busquéis excusas. Es cine diferente, intenso y para adultos. No saldréis del cine igual que entrasteis, tendréis después mucho de que hablar.