Malas temporadas, de Manuel Martín Cuenca


Buena película, cuidada hasta el más mínimo detalle, que no por caer en algún error en su tendencia a dejar bien cerradas todas las historias de los diferentes personajes que la habitan y por deslizarse en algún momento hacia lo explicativo y lo abstracto abandona en ningún momento su planteamiento de filme abierto, sin discursos, sin explicaciones sobrantes. Pocas películas españolas pueden presumir de haber contado una historia de personajes con tan buen pulso como ésta, en pocas hay unas interpretaciones tan mesuradas y luminosas.En el cine actual sobran los discursos, el hábito de coger al espectador de la mano como a un chiquillo y llevarlo de escena en escena dándoselo casi todo masticado. "Malas temporadas" plantea algunas inteligentes preguntas que no tiene el mal gusto de respondernos a la ligera y con argumentaciones que demostrarían que se trataba de preguntas-trampa. Los guionistas han optado por mirar dentro de los vidas de varios personajes muy actuales y nos han contado algunos fragmentos destacados de sus vidas cuyo significado se completa sólo gracias a nuestra mirada. La inmigración, el desarraigo, la soledad interior y exterior, las ilusiones rotas, la mentiras que nos decimos para seguir viviendo son algunos de los temas abordados en esta película que es de las pocas en la actualidad que dejan algo palpitando dentro del espectador cuando cae el telón.