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David Peace: 1974

   


   Esta es una novela dura, negra, muy negra, con mucha violencia al final y unos crímenes horrendos, con palizas de policías innombrables, asesinatos de niñas, sangre y mucha muerte: una novela que no cuenta para entretener tan solo, que involucra, que aplasta en el sofá, que mancha los ojos. Forma parte de una tetralogía y está escrita por un autor que sintió inspiración y necesidad tras leer a James Ellroy y contagiarse de su estilo cortante, afilado, abrupto, poético con vidrios rotos dentro, alucinado con rojos y amarillos que ciegan, un estilo despojado y tan preciso como el canto de una piedra rodada. Y cuenta la historia de un periodista que va a ver cómo se hunde en una investigación mutilada, manipulada, conducida y reconducida, pesadillesca en torno a los asesinatos de unas niñas y tras la pista de un asesino huidizo, mutante. La novela se mantiene gracias a este estilo, al nervio y a la rabia, al impulso frenético del narrador, ese periodista que se lo juega todo por llegar no a saber la verdad, sino a estar ante ella, a tocarla. Y cuando se rompe el dique y la violencia se desata, nadie queda a salvo, nadie escapa a un puñetazo, a un disparo, a una patada: la tragedia griega, la tragedia shakesperiana vienen a plantarse en el centro de la historia y no hay más que aguardar a que caigan fichas y personajes, a que el dolor inunde las miradas, destroce dedos y vidas, cercene, inutilice, destruya. Esta novela es un estallido y una catarsis, eso que los amantes de la novela negra de verdad comprenden y esperan sabiendo que la literatura es en ocasiones un pozo oscuro al que no puedes hurtarle la mirada.

David Peace: 1983


 

Con una brillante y sórdida exposición de los hechos, Peace nos traslada adelante y atrás en el tiempo, entre 1983 y los acontecimientos narrados en 1974, 1977 y 1980, y nos ofrece las respuestas a los interrogantes de estas novelas en una trama envuelta en un clima de desasosiego y soledad. Monólogos interiores, escritura entrecortada y diálogos sombríos reproducen los crímenes del Destripador de Yorkshire en un paisaje atormentado y sin futuro.


   Edita: Alba

David Peace: 1980

 


   Diciembre de 1980. El Destripador ha matado ya a trece mujeres. Ante la inefectividad de la policía de West Yorkshire, el Ministerio del Interior crea una superbrigada para asesorarla, pero en realidad también para vigilarla. Peter Hunter, comisario jefe del Gran Manchester, es enviado a Leeds al frente de un nuevo equipo de investigadores. No puede decirse que reciban una cordial bienvenida. Hunter ya había estado en West Yorkshire en dos ocasiones, para esclarecer –sin éxito– algunos casos en los que estaban involucrados algunos miembros de la policía. La matanza del pub Strafford (1974) y la red de pornografía y corrupción policial de Bradford (1977) reaparecen aquí extrañamente conectadas con los asesinatos del Destripador… y son causa de nuevos y horrendos crímenes. 1980 confirma el pulso y la originalidad narrativa de David Peace. Esta tercera novela del Red Riding Quartet prosigue su búsqueda a través de una trama infernal cada vez más peligrosamente próxima a su resolución. 


   Edita: Alba