
Como se cierran varias historias, iniciadas en libros anteriores, aunque el libro puede leerse sin saber nada de ellas, diré que en esta aventura Falcón tiene que lidiar con una trama rusa, mafiosa, que hunde los pies en varios fangos de corrupción y tráfico de influencias y de drogas que sabemos que no están sacados sólo de la mente de este escritor. Enfrentarse a los que matan sin pensárselo supera a cualquier polícía, pero Falcón va a resolver los casos gracias a que trabaja en grupo y cuenta con un equipo leal y bien preparado, de anónimos policías que dan el do de pecho, que no sucumben, que se entregan de verdad. Es un poco idílica esta visión, pero a ratos los lectores de novelas negras queremos creer en estas cosas.
Con todo esto, con un capítulo muy destacable, inolvidable y de lo mejor de la tetralogía, que es el de un acto terrorista en alta mar contado casi desde dentro de la mente del personaje que lo lleva a cabo, tenemos como resultado un libro cuya lectura resulta muy atractiva, que entretiene más y mejor que ninguna película que aborde temas parecidos y que nos deja con ganas de leer más historias protagonizadas por Javier Falcón.