Esta serie argentina, ofrecida en España por Canal +, tiene como protagonistas principales a un policía, un asesino en serie y una psicóloga. Tras un planteamiento sin demasiada originalidad, nos metemos de lleno en asesinatos, investigaciones, carreras, momentos de emoción con un ojo abierto y otro cerrado, pero después los abrimos ambos porque la interpretación de los actores es, como mínimo, notable y la realización más propia de una película que de una serie para televisión, con una fotografía muy destacable, una música perfectamente encajada y de gran intensidad y una evolución de la historia que, gracias al buen uso de la emoción hitchcokiana y al suspense nunca estirado hasta lo inverosímil, nos atrapa y no nos obliga a anticiparnos a la trama y sentir que estamos ante un déja vu ni a aburrirnos contemplando las mismas imágenes impactantes y las mismas frustraciones y devaneos con las conocidas fórmulas adrenalínicas. Julio Chávez, una vez más, borda su papel y Antonio Birabent compone muy acertadamente el papel de un asesino que a ratos parece amable y próximo y a ratos simplemente deseas ver atrapado y reducido. También las intervenciones de Paola Krum y, sobre todo, Cecilia Roth son de gran altura. El capítulo en que el asesino atranca la puerta de un edificio y se dedica a matar a los habitantes del mismo es quizá el más impactante y también el mejor.
Epitafios
Esta serie argentina, ofrecida en España por Canal +, tiene como protagonistas principales a un policía, un asesino en serie y una psicóloga. Tras un planteamiento sin demasiada originalidad, nos metemos de lleno en asesinatos, investigaciones, carreras, momentos de emoción con un ojo abierto y otro cerrado, pero después los abrimos ambos porque la interpretación de los actores es, como mínimo, notable y la realización más propia de una película que de una serie para televisión, con una fotografía muy destacable, una música perfectamente encajada y de gran intensidad y una evolución de la historia que, gracias al buen uso de la emoción hitchcokiana y al suspense nunca estirado hasta lo inverosímil, nos atrapa y no nos obliga a anticiparnos a la trama y sentir que estamos ante un déja vu ni a aburrirnos contemplando las mismas imágenes impactantes y las mismas frustraciones y devaneos con las conocidas fórmulas adrenalínicas. Julio Chávez, una vez más, borda su papel y Antonio Birabent compone muy acertadamente el papel de un asesino que a ratos parece amable y próximo y a ratos simplemente deseas ver atrapado y reducido. También las intervenciones de Paola Krum y, sobre todo, Cecilia Roth son de gran altura. El capítulo en que el asesino atranca la puerta de un edificio y se dedica a matar a los habitantes del mismo es quizá el más impactante y también el mejor.