No afirmo gratuitamente, ciegamente que Ross Macdonald es el mejor escritor de novela negra. Aporto explicaciones, ejemplos. El presente ejemplo es la descripción de una mujer. En palabras de Archer. Subjetivas, líricas en muchas ocasiones son las palabras del detective privado creado por Macdonald. Veamos este ejemplo:
La tercera persona de la mesa era una joven de cabello ceniciento que llevaba un túnica blanca y plisada. Cuando inclinó la cabeza, su corto cabello brillante cayó hacia adelante enmarcando castamente su rostro como una toca.
...Eché una rápida mirada a la mujer para confirmar mi primera impresión. Su atmósfera era como oxígeno puro: si se respiraba profundamente podía causar vértigo y alegría, o podía envenenar. Tenía unos ojos melancólicos, bajo largas pestañas, y mejillas ligeramente hundidas, como si se hubiera alimentado de su propia belleza. Sus carnes tenían ese levísimo exceso que hace que los hombres sigan a una mujer por la calle.
Vemos perfectamente al personaje. Macdonald, con un par de comparaciones -la más hermosa de las figuras literarias, en mi opinión, la más rica, pues pone en relación dos elementos inesperados- y un par de imágenes plenas, algo hiperbólicas -elemento requerido por el tipo de novela y muy adecuado- nos ha puesto delante a una mujer que puede o no recordarnos a otra que conozcamos, pero que seguro que ha adquirido presencia, se ha corporeizado.