Ruth Rendell: Simisola (1). Gente en el paro


Una chica negra desaparece. La policía investiga, con el inspector jefe Wexford a la cabeza. Ruth Rendell no nos ahorra detalles en que se ve que el racismo inunda las actitudes de los policías, tanto voluntaria como involuntariamente. Algunos se lo confiesan calladamente a sí mismos, otros simplemente no reprimen lo que sus instintos les mandan. Es el mundo en que vivimos. La investigación se desarrolla siguiendo los cánones "ingleses": lentamente, con muchas entrevistas a los mismos personajes implicados, destilando datos que poco a poco dan sentido a un rompecabezas. Pero lo que hace diferente a Rendell de otros escritores, además de su aguda percepción psicológica, es su preocupación social, que la autora asume abiertamente y que define su concepción de la novela negra. Por eso, una oficina de empleo y un personaje que en ella trabajaba y que muere pronto es fundamental en la historia y la descripción de seres sin empleo, con pocos ingresos, que viven en condiciones nada halagüeñas menudean en las páginas de "Simisola" y acercan la novela a la vertiente realista, útil, que no sólo sitúa en una época muy concreta, sino que hace un análisis de ésta valiéndose de personajes representativos. Hay mucha gente en el paro en toda Europa, ésa es la verdad, pero que alguien incluya a esa gente de manera tan acertada en una novela negra no deja de sorprender y de ser muy plausible, ya que este género es el mejor representante de la novela crítica y social en los inicios del siglo XXI. Rendell pormenoriza, indaga, dibuja muy bien a sus personajes y no tiene prisa en hacer avanzar la historia ni introduce señuelos vacuos, acción deliberadamente prevista para el entretenimiento fácil. Aboga por la descripción de caracteres, por la tradición en el mejor sentido entendida y no deslumbra pero no exagera ni miente, lo que a mis ojos le hace ganar muchísimo.


Una lectura en el otro blog en que escribo: "El país Ashkenazy (Homenaje al pianista y director Vladimir Ashkenazy)"