La noche es nuestra, de James Gray


Gran película que, como "Camino a la perdición", recurre al aroma clásico para la ambientación y la profundización de caracteres y deja un fruto que no sale de un lugar original pero sí ocupa un espacio propio y definitivo en la reciente historia del cine, pues se trata de una obra maestra. James Gray toma el camino que otros han transitado y nos lleva al interior del dolor, de las decisiones morales, y se aparta de lo fácil, lo circense en que se han convertido casi todas las películas policiacas estadounidenses de la actualidad, empeñadas en llenar de olor a pólvora nuestras fosas nasales en vez de llenar de ideas y sentimientos nuestros ojos y nuestras mentes.
Con un guión del propio director muy bien planteado y muy bien resuelto - un final en el que hay unas escenas conclusivas que cierran en círculo la narración, en el que hay pérdidas y hay encuentros- y tan bien aderezado por la música del gran Wojciech Kilar, que ofrece un resultado altamente satisfactorio, con una interpretación de Joaquin Phoenix memorable y una puesta en escena soberbia, en la que la cámara es un elemento más de la historia pero sin notarse, como si fuera otro de los personajes que están actuando, "La noche es nuestra" es un filme policíaco y familiar, cercano al melodrama, que nos recuerda que en el arte es mejor hacer las cosas con pasión, con convicción, y sin dar gato por liebre. Este cine es el que queda en la retina y en el recuerdo, amigos, el que no importa si gana premios o tiene una venta en taquillas apabullante. Es cine que habla de los hombres sin tomar al espectador por tonto, sin darle todo lo obvio ya masticado, y que cuenta una historia para saber más sobre el poder, las relaciones familiares, el honor, la muerte y el dinero. Temas de siempre y que siempre interesarán y que, como tan acertadamente señala el crítico Carlos Boyero, pueden confundir a los que, progresistas de salón y cartilla, quieren que todo lo opuesto al reaccionarismo sea desmedido, incontrolado y respondón, de color eternamente rojo sangre.