La semana pasada se suicidó un hombre del barrio en el que vivo que no podía pagar la hipoteca. En Valencia, otro se arrojó al vacío.
Las personas están antes que las cosas. Las personas no somos cosas.
Es urgente que se cambien las leyes y que quien no pueda pagar simplemente entregue su piso y consiga el perdón de la deuda. Y estudiar el reajuste del importe de las hipotecas a la realidad del momento para sigan pagando los que aún tienen trabajo e ingresos.
El futuro nos juzgará.