De marcado carácter autobiográfico y primera novela que escribió el gran escritor francés y maestro del naturalismo Émile Zola, La confesión de Claude narra bajo forma diarística la siguiente historia: llegado a París de provincias, el joven Claude anota en un diario sus impresiones y sentimientos, una vida muy distinta a la que había imaginado en los paseos con sus amigos en la Provenza de su infancia. A ellos les escribe para dar cuenta de su desamparo ante el frío, el hambre y la falta de alguien con quien compartir su existencia miserable. Una noche, Claude conoce a Laurence, muchacha salida del arroyo que vive la bohemia parisina. Al poco, decide darle cobijo y, en su fuero interno, se propone amarla y redimirla. Sin embargo, la presencia de una vieja alcahueta y de Jacques, amigo y vecino de Claude, podría complicar las cosas…
Novela aún romántica por su forma y estilo, La confesión de Claude es un certero estudio sobre los celos, el pecado, la redención y el amor imposible. Su publicación levantó un gran revuelo en Francia, si bien la censura, tras minuciosas pesquisas, decidió al final no prohibirla, con lo que fue el primer paso de Zola en el campo de la novela y toda una declaración de intenciones de una nueva ética y estética que quería describir la realidad tal como era y no tal como la había idealizado el romanticismo: el naturalismo.
«Dudé largamente antes de entregar al público las siguientes páginas. Dudaba de mi derecho a mostrar un cuerpo y un corazón en completa desnudez y me interrogaba sobre si me sería permitido divulgar el secreto de una confesión…
Émile Zola, considerado uno de los padres del naturalismo, nació en París en 1840. Transcurrió su infancia en Aix-en-Provence, donde fue compañero de estudios de Paul Cézanne. En 1858 regresó a París y, tras no aprobar los exámenes de bachillerato, consiguió empleo en las aduanas y, después, en la editorial Hachette. Este último trabajo le permitió entrar en contacto con el mundo artístico de la capital y descubrir su vocación literaria. En 1864, publicó su primer libro, Cuentos para Ninon,y, el año siguiente, la novela autobiográfica La confesión de Claude. A partir de entonces, se dedicó exclusivamente a la escritura y paulatinamente fue alejándose del romanticismo y acercándose a la filosofía positivista y al realismo. Con Teresa Raquin(1867) se consagró ante el gran público, y, entre 1870 y 1893, ideó y escribió Los Rougon-Macquart, un ambicioso proyecto compuesto por veinte novelas de carácter naturalista (entre las cuales Naná y Germinal) en que relató la historia de varias generaciones de una familia bajo el Segundo Imperio.
Entre su obra ensayística destacan La novela experimental (1880), que fue el más importante manifiesto del naturalismo, y ¡Yo acuso! (1898), un extenso artículo en el que defendió abiertamente la inocencia del capitán Dreyfus, judío acusado de alta traición a la patria. A raíz de este artículo, tuvo que exiliarse a Londres hasta que se demostró el complot en el famoso «asunto Dreyfus». En 1899 volvió a París y el 29 de septiembre de 1902 murió asfixiado por el mal funcionamiento de una chimenea, aunque su fallecimiento queda todavía envuelto en el misterio.
Edita: Editorial Funambulista