Insulsa película, parecida a un flojo telefilme, de la que dan ganas de alejarse ya a los veinte minutos de metraje, porque todo resulta manido, previsible e insustancial, con una mala interpretación de Carmelo Gómez -gestos desconectados incluso en algunos diálogos- que parece adormilado y distanciado de lo que vive tanto como un mar frío y lejano, una realización plana y sin brío y una trama sin alicientes, sin sorpresas y muy rutinaria. Lástima que el cine español, tan acertado en el cine negro últimamente, pierda el tiempo con el policíaco de esta lamentable manera.