El conjunto de relatos de La invasión y otros terrorismos reúne una muestra relevante de la literatura que ha hecho de Jack London uno de los mejores narradores norteamericanos del siglo XX. Es difícil no asombrarse con el espléndido relato de política-ficción de “La invasión” (publicado por primera vez en 1910), en el que London predice no solo la explosión demográfica de China sino la guerra bioquímica, hechos que la historia se ha encargado de hacer realidad. O no estremecerse con la que frialdad con que el ladrón de pieles Subienkow burla el brutal destino que Makamuk le tiene reservado en el relato “Cara Caída”. Como imposible dejar a medias el relato “Los hijos de Midas”, que relata el terrible —y elegante— chantaje con el que una implacable organización secreta lleva una peculiar y efectiva lucha de clases hasta las últimas consecuencias. Y así podríamos hablar de todos y cada uno de los seis relatos, y la interesante autobiografía, que configuran este volumen.
El lector que aún tenga la suerte de no conocer a Jack London tiene la gran oportunidad de entregarse a su literatura en este libro. Que no se espante el lector que teme a los clásicos o considera obsoleta la obra de Jack London, pues sigue perfectamente viva, tanto, que no descartamos que el lector se estremezca de placer ante el ingenio y la capacidad de anticipación de estos relatos.
La vida de Jack London (1876-1916) es la historia de una obstinación en la literatura y la supervivencia. Su niñez y juventud están repleta de devaneos y aventuras: en la granja californiana donde trabajó de peón encontró la irrefrenable pasión por los libros y el aprendizaje, y a los once años, tras abandonar la granja, devoró la biblioteca pública de Oakland. La supervivencia le llevó a ser contrabandista, pescador clandestino, luego ¡se enroló en la policía marítima!, marino, carbonero, vagabundo, buscador de oro… Hubo un momento, tras visitar los congestionados centros industriales de Oriente, en que London se dio cuenta que el trabajo no libera de nada. “Desde entonces”, dice London, “he trabajado siempre para librarme del trabajo.” Así Jack London da rienda suelta a sus deseos de convertirse en un gran escritor. En 1900, con veinticuatro años de edad publica su primera novela, y lo que sigue es historia y mito: London escribe más de cincuenta libros, y se convierte en el escritor norteamericano más popular del siglo XX.
Edita: Laertes