Michel del Castillo: La noche del decreto (2). El niño que destroza al maestro


El policía recuerda una historia que protagonizó cuando tenía trece años. Vino un nuevo maestro al pueblo donde vivía. Era rubio, agradable física y personalmente. El niño que era ese policía, como todos los niños, quedó prendado de él por su carácter abierto, más de compañero que de maestro. Y también por algo más. Pero se dio cuenta de que no lo habían elegido, que el preferido era otro muchacho. Y espió hasta descubrir que el maestro y el alumno se encontraban en una cabaña. De inmediato, para destruir esa unión, escribe un anónimo y se lo deja al maestro en el buzón, una noche. La reacción no se hace esperar: el maestro corta la relación con el alumno, se le ve muy afectado. Y entonces es él quien lo busca, quien trata de atraerlo, hasta que lo consigue y pasa a ser el objeto de la devoción del maestro. Pero el niño se cansa y le manda un segundo anónimo, porque le fastidia que el ánimo del maestro vuelva a ser bueno y abierto y cordial tras tenerle a él, porque lo quiere sumiso. Y entonces el maestro se derrumba y un día que va a verle, sin sospechar nada, el niño le echa en cara lo que es -alguien que abusa de los niños-, le demuestra que sólo ha querido tenerle bajo su dominio. El padre, amigo del maestro, decide mandar al hijo a Córdoba, una vez enterado de lo que éste ha hecho con el maestro, acusándole de haber actuado en pleno dominio de sí mismo, como un adulto, con el deseo de dañar y destruir a una persona.
Impresiona leer estas páginas. No es fácil leerlas cuando además se trata de una narración en primera persona. Michel del Castillo bucea en el alma humana sin piedad, con una valentía que le deja a uno sorprendido y de alguna manera también magullado. En este blog he defendido siempre que el abuso de la infancia es uno de los mayores problemas a los que nos enfrentamos. Que la perversión de los adultos que no se detienen ante nada -edad, indefensión, secuelas- es realmente un crimen abominable, ya que sus actos engendran un dolor inextinguible. Pero no podemos cerrar los ojos a la maldad de los niños tampoco, a cierta maldad que lleva a algunos a matar a otros niños de su misma edad, o menores, o a abusar también de ellos, a pegarles, humillarlos. El ser humano es complejo y no creo que haya que pensar que somos lobos unos para otros, pero sí es necesario conocer, porque el conocimiento ayuda a saber corregir, a saber a qué nos enfrentamos en cada caso, y sin abdicar jamas de la idea de que el ser humano es la más alta creación, capaz de la dulzura, el desprendimiento y el amor, tampoco debemos olvidarnos de ciertos casos que sirven para completar las perspectivas, las valoraciones: cuanto más sepamos sobre nosotros más capacitados estaremos para resolver los problemas que se nos presenten a lo largo de la vida, más capacitados estaremos para ayudar a los demás.


Foto de Michel del Castillo: John Foley


Texto recomendado: Vidas paralelas... En el blog de Mart.